La recuperación económica ¿una sopa de letras?

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Escrito por Jimy Cruz Camacho


Es un hecho tan inusitado como inevitable que la crisis económica de 2020 golpeará a más de ciento setenta países en el mundo, también que será la debacle más profunda en casi un siglo, pero ésta crisis es muy diferente a las anteriores tanto en su origen como en la forma de su recuperación.

A diferencia de las crisis que nos azotaron en el pasado, particularmente en la década de los ochenta, 1995 y 2009, cuya naturaleza se debió a un ajuste drástico precedido por periodos prolongados de crecimiento, deuda y especulación financiera, la de 2020 es una crisis inducida por el confinamiento derivado de la pandemia. En éste sentido podríamos decir que las crisis anteriores fueron del sistema o de origen interno, mientras que la actual deriva de un choque externo que surgió en el ámbito de la biología.  De ahí que al COVID-19 se le denomine el gran cisne negro de nuestro tiempo, no sólo por la rareza y magnitud sino por lo imprevisto e incuantificable del suceso.

Estamos viendo entonces en 2020 una crisis derivada de la expectativa que se forman los agentes económicos, a saber las empresas, familias y Gobierno, sobre la abrupta caída en la demanda agregada global. Ello explica en parte la turbulencia que hemos observado desde febrero pasado en los mercados financieros, de monedas  y en los commodities por el fligth to quality que es la estampida de los inversionistas de países emergentes hacia activos más seguros en mercados desarrollados. Tanto las acciones y bonos de las empresas, como las divisas y los productos estandarizados se comportan de una forma tan elemental como el mercado de los tomates. A mayor demanda de un producto, sube su precio y a menor demanda el precio baja (ver gráfica 1). Por ello el petróleo cayó en abril a niveles históricos pero el dólar se apreció, lo que se tradujo en la devaluación de otras divisas, entre ellas el peso mexicano y casi todas las monedas de los mercados emergentes.

Dada entonces la expectativa de que el producto interno bruto caerá éste año en el mundo alrededor de 3%, en América Latina más de 5% y en el caso particular de México más de 7% ahora algunos economistas se preguntan cómo y cuándo llegará la recuperación. El consenso general apunta a que el trimestre de abril a junio de 2020 será el de mayor caída en la historia de la economía moderna, por lo que cualquier caída menor después de julio será entendida como una “recuperación” y aquí es justamente donde empieza a cocinarse la sopa de letras.

Grafica 1. La demanda agregada.

Algunos estiman que la recuperación será en forma de “V” lo que nos llevaría a creer que después de la caída abrupta y acelerada seguiría un rebote de la economía en el mismo sentido y velocidad. Hoy la mayoría de los economistas tenderían a pensar que ese escenario es cada vez más remoto dada la profundidad de la recesión y el consecuente choque en los agentes económicos. Por ello ha surgido la idea de que la recuperación tendrá forma de “U” lo que implicaría que después de la caída vamos a permanecer varios trimestres en recesión (un año quizá) antes de que la curva de crecimiento vuelva a tomar una forma ascendente.

El gran problema de la U es que con independencia de lo prolongada que pueda ser la recesión muchos ecónomos dudan que la recuperación sea tan rápida y acelerada como la curva ascendente que la sucede.  Es por lo anterior que algunos expertos, entre ellos el Secretario de Hacienda de México Arturo Herrera, parecen sugerir que la recuperación tendrá forma de paloma  ✔ como aquellas que utilizan los maestros para calificar las tareas o como el emblema de una conocida marca de ropa deportiva. Los argumentos que ayudan a fortalecer la tesis de que la recuperación será un poco más lenta pero sostenida se fundan en el hecho de que pasará algún tiempo antes de que los agentes económicos se adapten a la nueva realidad, los consumidores vuelvan a tener confianza en el sistema de generación de valor y que pase el riesgo biológico que implica el hecho de volver a salir a las calles de nuestras ciudades, viajar a otros países o trasladarnos nuevamente a otras regiones del mundo.

Hay quienes han aventurado formas más complicadas para salir de la crisis como una “W” lo cual sucedería si tenemos una caída y una recuperación aceleradas sucedida por otra caída y recuperación de la misma magnitud. Dicho escenario podría verificarse en caso de un rebrote después de que se haya abierto y recuperado la economía, lo que en la práctica implicaría tener dos crisis seguidas de magnitud impredecible. Finalmente, hay quienes han llegado a proponer un escenario de “doble U” lo cual anticiparía dos caídas y dos recuperaciones juntas pero más prolongadas en el tiempo. Sin lugar a dudas este sería el escenario más catastrófico.

Cualquiera que sea la forma de la recuperación económica todo parece indicar que pasaremos de una sociedad del riesgo a otra más orientada por el miedo. Ha dicho Nassim Taleb, autor de la famosa teoría del cisne negro, que la economía forma parte de esas disciplinas en las que con el paso del tiempo se es cada vez menos experto, por lo tanto, quizá sea más prudente seguir jugando a cocinar una sencilla sopa de letras antes que aventurar un pronóstico certero.

Guadalajara Jalisco a 9 de junio de 2020.


Referencias

Jimy Cruz, es economista por la UAM y graduado del programa en Business Analysis and Valuation por la London School of Economics and Political Science. Concluyó una maestría en Filosofía y Ciencias Sociales por el ITESO y se desempeña como asesor de empresas y de Gobierno. Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

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