El deber de solidaridad

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Escrito por Arturo Abraham León Martínez


“Cuando las arañas se unen, pueden atar a un león” (Proverbio Etíope)

Antes de redactar las siguientes líneas, es imperativo tener presente que a partir de las pasadas semanas estamos no sólo siendo una parte de la maquinaria histórica que va a resonar en la eternidad, si no también somos el adn que podrá gestar un futuro generacional para la estabilidad política, social y económica del país, el producto de esa gestación dependerá enteramente de las decisiones que cada día recaen más en el ciudadano, pues la  animosidad que se está viviendo no cambiará a la sociedad, revelará de lo que estamos hechos.

Una calamidad sanitaria, que rebasó las fronteras internacionales ,superó cualquier sistema de salud, de potencia o país emergente, doblegó las políticas económicas y sociales de muchas naciones; para aquellos alentadores sobre la nocividad de las vacunas, hoy vemos lo que le pasa al mundo por no tener UNA que necesitamos, para los escépticos (y que aún los hay) un virus nos vino a enseñar que no hay dinero, posición, ni estatus que iguale a nuestra libertad de tránsito; este mes será una prueba dura para todos los que día a día tenemos que salir a ofrecer una asesoría, por un consejo financiero, por una firma notarial; la profesión jurídica y contable a veces no se toma cuarentenas, a pesar de que las instancias clausuren , hay otras trincheras donde se debe seguir instruyendo a los que nos requieren, aunado a esto, veremos caer a amigos y familiares en los síntomas de este enemigo, los expertos dicen que veremos colapsar la economía y la estabilidad de nuestras ciudades, y es aquí estimado lector cuando tres palabras pueden hacer la diferencia entre término y terminó y son deber de solidaridad.

Me permito adjuntar la Tesis jurisprudencial en materia constitucional-administrativa 1a./J.65/2009 de la primera sala, novena época, tomo XXX, julio de 2009, pág. 284
la cual nos reza lo siguiente:

El sistema tributario tiene como objetivo recaudar los ingresos que el Estado requiere para satisfacer las necesidades básicas de la comunidad, haciéndolo de manera que aquél resulte justo -equitativo y proporcional, conforme al artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos-, con el propósito de procurar el crecimiento económico y la más justa distribución de la riqueza, para el desarrollo óptimo de los derechos tutelados por la carta magna. Lo anterior, en virtud de que la obligación de contribuir -elevada a rango constitucional- tiene una trascendencia mayúscula, pues no se trata de una simple imposición soberana derivada de la potestad del Estado, sino que posee una vinculación social, una aspiración más alta, relacionada con los fines perseguidos por la propia Constitución, como los que se desprenden de la interpretación conjunta de los artículos 3o. y 25 del texto fundamental, consistentes en la promoción del desarrollo social -dando incluso una dimensión sustantiva al concepto de democracia, acorde a estos fines, encauzándola hacia el mejoramiento económico y social de la población- y en la consecución de un orden en el que el ingreso y la riqueza se distribuyan de una manera más justa, para lo cual participarán con responsabilidad social los sectores público, social y privado. En este contexto, debe destacarse que, entre otros aspectos inherentes a la responsabilidad social a que se refiere el artículo 25 constitucional, se encuentra la obligación de contribuir prevista en el artículo 31, fracción IV, constitucional, tomando en cuenta que la exacción fiscal, por su propia naturaleza, significa una reducción del patrimonio de las personas y de su libertad general de acción. De manera que la propiedad tiene una función social que conlleva responsabilidades, entre las cuales destaca el deber social de contribuir al gasto público, a fin de que se satisfagan las necesidades colectivas o los objetivos inherentes a la utilidad pública o a un interés social, por lo que la obligación de contribuir es un deber de solidaridad con los menos favorecidos.

El criterio es bastante claro y directo, un servidor a través de estas páginas es portavoz para expresar que las contribuciones son fundamentales y esenciales, pues su actividad encamina al gobierno de México al logro de adquisición de equipo médico, insumos, ventiladores, fármacos y todo el inventario logístico para poder contrarrestar al COVID-19; así mismo para poder atender las necesidades de los grupos más vulnerables por esta pandemia como lo son adultos mayores, infantes, personas con capacidades diferentes y los de extrema pobreza, es necesario no dejar caer la funcionalidad del flujo de todos estos items de primera necesidad, es momento de unir esfuerzos y contribuir claro porque es la obligación que nace para con el fisco por la renta del país, pero también en estos momentos oscuros , para entender que ahora más que nunca se necesitará recaudación para incrementar la operatividad del proceso de prestación de servicios de salud, programas de tinte social hacia la ciudadanía, es dejar de pensar en el yo y hacer una conciencia colectiva para sufragar estos gastos, claro que el sector empresarial se está viendo afectado también y solicita muchas anuencias que rebasarían el propósito del presente escrito, pero me permito resaltar las más emblemáticas; solicitan suspensión o disminución de pagos provisionales, reducción de tasas y sobre todo ampliar los plazos para la  presentación de declaraciones anuales, todas sus pretensiones son válidas y espero la hacienda pública llegue a la convergencia con estas cámaras patronales, sin embargo el principio de deber de solidaridad, plasmado en la tesis anteriormente adjunta, nos grita a los cuatro vientos, que precisamente en auxilio de las clases sociales más desfavorecidas , la mecánica de recaudación debe ser fielmente llevada a cabo por los contribuyentes, ya si se redistribuye el ingreso eficientemente es un páramo político, aquí lo que exalta el deber de la contribución y sobretodo en esta época atípica tan desalentadora es que los pasivos de la relación tributaria, acudan en tiempo y forma a salvaguardar el arca fiscal, no por obligación constitucional, no porque es lo que “toca hacer” si no porque en las manos de los que pueden contribuir puede estar la diferencia entre ser rebasado por la crisis sanitaria, ser rebasado por el interés propio o ser letra del glorioso himno e irnos al grito de guerra solidarizándonos, no con armas, ni cañones, pero sí con medicamentos y limpios pabellones.

 

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