La importancia del experto en la defensa fiscal

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Erick Cruz Villar


Al momento de encontrarnos con un problema de cualquier naturaleza, lo más normal es tratar de arreglarlo nosotros mismos o a través de un conocido lo cual no siempre resulta en la solución del problema, sino más bien puede complicar el mismo.

Esta reacción básica, también aplica a las contingencias legales en la cual si uno mismo no desea intentar resolver la problemática, lo común será buscar un abogado para que nos asesore.

El problema empieza en que no todos los abogados pueden ser expertos en todas las áreas, de la misma manera que un médico no puede realizar cualquier procedimiento.

En la práctica nos podemos encontrar con  diversas contingencias derivadas de un mal manejo de los asuntos debido a una diversidad de historias que nos dan los clientes, siendo las más recurrentes que en cuanto les ocurrió el problema llamaron a su abogado de siempre para que resolviera el problema.
Un caso reciente es que un cliente intentó adherirse al programa de autoregularización en materia de lavado de dinero, sin embargo, sin asesoramiento o con uno deficiente, ingresó su solicitud antes de que empezara el periodo para hacerlo lo cual a la postre derivó en que su solicitud fuera negada.

Posteriormente, el día de la negativa le notificaron el cobro del crédito fiscal y acudió a nosotros; aun así, a la par decidió llamar a su amigo abogado que le recomendó ingresar un recurso diverso que según ellos detendría el embargo.

Este consejo, impidió el ingreso del amparo que podía suspender el embargo porque el amigo abogado del cliente le dijo que la presentación del recurso sobre un crédito firme se podía suspender de esa manera, lo cual se evidenció que no cuando llegó la autoridad y le quería embargar, de manera que tuvo que pagar su crédito fiscal, quedando definitivamente imposible la procedencia del amparo y a su vez la integración al programa que quería.

Todo lo anterior le pasó por una serie de desaciertos; primero intentar adherirse al programa por sí mismo o aconsejándose mal, segundo por ya tener el problema encima y escuchar sobre la opinión del experto, el consejo de un abogado no familiarizado.

Otro caso, es el de un cliente que deseaba saber si su problema se había terminado ya que tenía un crédito fiscal fuerte,  un amigo suyo  le había ayudado con la presentación de un recurso ante la autoridad y le había dicho que ya todo estaba bien, por este trabajo le había pagado una fuerte suma.

Lo que ocurrió fue que su amigo abogado creyó que por haber presentado su recurso y la autoridad no le había contestado ya se habían librado del problema, lo cual evidentemente no es así, sin embargo, al decirle al cliente lo que tenía que hacer señaló que ya le había pagado a su amigo y que no invertiría más dinero, inclusive cuando en realidad estaba en riesgo de embargo.

Un caso más, es un asunto en el cual la autoridad sancionó al cliente por violaciones en materia de caminos y puentes, por lo cual contrataron a un abogado al que le pareció buena idea tratar el asunto como si fuera un asunto civil, llamando testigos, periciales, y varias documentales haciendo al cliente gastar tiempo y dinero, cuando el asunto pudo haber sido declarado nulo, en razón de que a la autoridad se le fueron unos plazos.
Inclusive, tratando con firmas grandes, si se consulta con empleados del TFJFA, te contestarán que caen en errores y ello es debido a su falta de experiencia práctica.

Es por estas razones que se recomienda que al tener un problema jurídico de carácter administrativo se busque a un abogado que tenga experiencia en litigio fiscal del lado del tribunal, no así de la autoridad, ni particular ya que la experiencia de ellos es parcial, que sea un experto y solo se dedique en su actividad, de forma preponderantemente a  la materia que se va a resolver, debido a las reglas específicas que se manejan en cada especialidad del derecho.

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