Partidos Políticos 3 aspectos para la competencia electoral 2013

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Escrito por Marco Aurelio Altamirano Juarez


 

En 2013 se preparan y organizan 14 procesos electorales en 14 entidades federativas de México: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, por lo que, de conformidad con el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los partidos políticos tienen derecho a participar en estas elecciones.

El día de la jornada electoral se llevará a cabo el 7 de julio del presente año y, en menos de tres meses y medio, podremos observar que los resultados de julio de 2012 se ratifican o se rectifican en más de la mitad de los Estados de la República Mexicana.

Esto significa que, para cualquiera de las fuerzas políticas, el voto duro y comprometido se puede amalgamar aún más y que los efectos de las primeras semanas de acción del gobierno federal pueden producir una migración del voto que pudiera transformar el espectro político en diversos distritos electorales de estas entidades federativas.

La estrategia político-electoral de los partidos políticos, sin duda, ya está caminando, pero los actores políticos y los ciudadanos no deben perder de vista que una de las finalidades de esos institutos es hacer posible el acceso de los ciudadanos al poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan.

En este contexto, es importante llamar la atención sobre 3 aspectos que deben considerar, en mi opinión los partidos políticos, independientemente de otros temas de su agenda: 1) mensaje a la ciudadanía, 2) selección de candidatos y 3) uso de los recursos públicos.

En relación con el primer aspecto, basta decir que los mensajes dirigidos al electorado serán fundamentales por su contenido, oferta, eficacia, grado de persuasión, intencionalidad, diferenciación de otros mensajes y definición de una identidad propia, en una coyuntura en donde las acciones de gobierno federal muestran eficiencia, por lo menos en lo que se advierte de su estrategia de comunicación social.

El segundo aspecto se refiere a que la selección de candidatos será un elemento sustantivo para la obtención del triunfo en estas elecciones, porque serán necesarios perfiles que garanticen votos, pero también la posibilidad de que los partidos pueden elevar, realmente, su plataforma electoral a programas de gobierno.

En este sentido, los partidos políticos deben privilegiar experiencia partidista, de gobierno y legislativa, así como los resultados obtenidos por los precandidatos en sus encargos previos, porque de ello y de su aceptación por parte de la población, dependerá fijar en las leyes y en los programas de gobierno los intereses sociales.

El tercer aspecto relevante de la contienda electoral de 2013 es que, además del escrupuloso monitoreo a los tiempos en radio y televisión para las campañas electorales, también se vigilará sin tregua el origen y, sobretodo, el uso y destino de los recursos públicos que se proporcionan a los partidos políticos para el sostenimiento de sus actividades, particularmente en este año electoral.

Los recientes acontecimientos en el IFE, en materia de fiscalización de recursos, en relación con el Proceso Electoral Federal 2011-2012, no se encuentran sólo en la coyuntura, sino que se constituyen en eventos que no han concluido y, sin duda, el desenlace de este debate estará superpuesto al resultado de las elecciones 2013.

Por ello, los órganos de administración de los recursos de los partidos políticos necesitan contar con funcionarios conocedores de la materia electoral y de fiscalización, ya que es una prioridad llevar al día la contabilidad partidaria, rendir los informes al órgano electoral federal en los términos de ley y, además, lograr que los vericuetos administrativos y contables no constituyan una burocracia infranqueable para el triunfo en las elecciones.

Ya se encuentran en marcha las elecciones de 2013, pero si a estas alturas los partidos políticos pueden contemplar, al menos, estas 3 consideraciones, la ciudadanía sabrá reconocerlas y valorarlas no sólo durante los procesos electorales, sino con posterioridad a ellos, porque lo que más interesa, al final de una jornada electoral, es la estabilidad de nuestras instituciones y que la vida social, política y económica siga el camino de un Estado Democrático.


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