TLC a renegociación

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Escrito por Omar Contreras Borbón


Los gobiernos de México, de Canadá y de Estados Unidos, decididos a REAFIRMAR los lazos especiales de amistad y cooperación entre sus naciones; CONTRIBUIR al desarrollo armónico, a la expansión del comercio mundial y a ampliar la cooperación internacional; CREAR un mercado más extenso y seguro para los bienes y los servicios producidos en sus territorios…

Ese es el preámbulo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es el inicio del texto formal que integra el acuerdo regional que hace 23 años creó una zona de libre comercio que estableció las reglas que rigen el comercio y las inversiones en América del Norte. Su antecedente: el antiguo Tratado de Libre Comercio de Canadá y Estados Unidos firmado el 4 de octubre de 1988 y que en 1990 entró en negociaciones para incluir a México.

A partir de la entrada en vigor el 1 de enero de 1994 se planteó un plazo de 15 años para la eliminación total de las barreras aduaneras entre los tres países, que terminaría con las restricciones al comercio y a la inversión, protegiendo derechos de propiedad intelectual.

Abierto promotor del libre comercio, Estados Unidos junto con Gran Bretaña, ha incitado al mundo de la posguerra a incorporarse al comercio global, primero con la firma del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) vigente desde 1947 hasta 1994; después concretando la génesis de la Organización Mundial de Comercio.

La ronda de reuniones llevadas a cabo en la década de los setentas tuvo como principal objetivo reducir los aranceles del comercio mundial de manera sistemática proporcional y armonizada; así, entre 1973 y 1979 los aranceles promedio industriales se redujeron a un 4.7 por ciento, permitiendo acceso a los nueve principales mercados industriales del mundo.

Debido a las reducciones arancelarias de la década anterior, en los ochentas se produjo el movimiento de fábricas de Estados Unidos y Europa Occidental a países subdesarrollados, consecuentemente se elevaron las tasas de desempleo. Entonces, los gobiernos de los países desarrollados buscaron proteger a los sectores vulnerables ante la competencia extranjera mediante acuerdos bilaterales de reparto del mercado entre países competidores y medidas contra las importaciones protegiendo principalmente la producción agropecuaria.

Tras medio siglo de vigencia del GATT, con la firma de 128 países, se concretó finalmente la Organización Mundial de Comercio, situación que se materializa el 1 de enero de 1995, un año después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Durante estas 7 décadas, Estados Unidos, representante del sistema capitalista, ha reducido sus barreras comerciales y ha generado esquemas que le han permitido organizar el sistema económico mundial. Históricamente, Estados Unidos ha enarbolado el comercio libre como mecanismo para promover el crecimiento económico, la estabilidad social, la democracia y las relaciones internacionales.  

Sin embargo, la campaña Presidencial que eligió a Donald Trump como líder del mundo occidental, cuestionó los principios del libre comercio, culpando a esa ideología de la falta de oportunidades y de empleos suficientes en suelo americano. La balanza comercial estadounidense es, desde hace tiempo, estructuralmente deficitaria, situación que se ahonda cuando el dólar se fortalece al mermar la competitividad de los productos estadounidenses.

Este escenario es el caldo de cultivo sobre el que se pretende renegociar el Tratado de Libre Comercio, atraer inversiones, elevar barreras arancelarias, bloquear las fronteras al comercio y que llevaron finalmente en enero pasado a retractarse del Acuerdo Transpacífico Cooperación Económica (TTP) entre doce naciones.

México: aliado estratégico

La relación entre México y Estados Unidos es de profunda complejidad. De raíces profundas y heridas sin sanar; a pesar de ello, somos aliados estratégicos y motor de su economía internacional. Compartimos una frontera de más de 3 mil kilómetros, por donde cruzan de manera ordenada y lícita más de un millón de personas y 437 mil vehículos diariamente a través de 58 cruces fronterizos. Compartimos la frontera más dinámica del mundo.  

Para 2015, el comercio bilateral entre México y Estados Unidos había superado los 532 mil millones de dólares anuales. Nuestro comercio internacional fue mayor al que se tuvo con Japón, Alemania y Corea del Sur de manera conjunta, con ellos Estados Unidos tuvo un intercambio de 483 mil millones de dólares, el nuestro fue 49 mil millones de dólares mayor.

Para 2015 México compró 1.2 veces el valor de las exportaciones estadounidenses a Francia, Alemania, Japón y Reino Unido en conjunto; Estados Unidos es el primer socio comercial de México, concentrando el 64 por ciento del comercio total y el 80 por ciento de las exportaciones.

Por su parte, México es el tercer socio comercial de Estados Unidos, concentrando el 14 por ciento del comercio total, tras China, 16 por ciento, y Canadá, 15.4 por ciento. Las exportaciones a México son mayores que las que se realizan a China y Japón en conjunto. México es el destino principal en 30 de los 50 estados de la Unión Americana.

Y aunque México sea el país con más tratados de libre comercio en el mundo, al tener vigentes 49 acuerdos diversos que se han firmado con 44 países distintos: 12 tratados de libre comercio, 28 acuerdos para la promoción recíproca de inversiones y 9 acuerdos de complementación económica, el comercio exterior sigue dependiendo del de Estados Unidos.

Para 2015, las ventas a México representaron para Estados Unidos ingresos por 235 mil millones de dólares, para México fueron de 296 mil millones de dólares durante el 2015. De ese intercambio comercial, producto del Tratado de Libre Comercio, dependen 7 millones de empleos en Estados Unidos y 3 millones en México.

El procedimiento de Denuncia

A lo largo de sus extensos 22 capítulos, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte contiene especificaciones sobre desgravación arancelaria, el comercio de bienes y servicios, las reglas de origen, el trato a los productos agropecuarios, inversiones, competencias, propiedad intelectual, etc.

El capítulo XXII Disposiciones Finales, en su artículo 2205 establece el mecanismo que una de las partes debe de realizar para cancelar en definitiva el tratado. Su procedimiento es tan sencillo que basta con que cualquiera de las partes decida renunciar a él.

Artículo 2205: Denuncia
Una Parte podrá denunciar este Tratado seis meses después de notificar por escrito a las otras Partes su intención de hacerlo. Cuando una Parte lo haya denunciado, el Tratado permanecerá en vigor para las otras Partes.

Como vemos, el Tratado no contempla ningún mecanismo de defensa o panel de controversias ante la Denuncia que realice alguna de las partes, nada. Es de la libre y espontánea voluntad del gobierno de los países permanecer dentro las reglas del TLCAN.

En el caso de México y Estados Unidos el tratado fue aprobado por el Senado y signado por el Presidente; por lo tanto, Donald Trump deberá primero enfrentar un proceso legislativo que pase por la aprobación del Senado, de mayoría republicana, y posteriormente notificar y denunciar el tratado. Entonces, permanecería vigente solamente entre México y Canadá.

Como sabemos, la postura del Presidente de Estados Unidos ha variado durante estas semanas al frente de la Casa Blanca: de la cancelación pasó a la renegociación, de la renegociación se movió a la modernización. La cancelación del tratado es una posibilidad lejana.

Ante una eventual cancelación del tratado, el comercio entre Estados Unidos y México se regularía por las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

La falsa idea del Déficit

La crítica al Tratado de Libre Comercio con México tiene su origen en el déficit comercial que presenta para Estados Unidos; cuando el saldo negativo con China es cinco veces mayor y con la Unión Europea del doble. El déficit con Japón o Alemania, que son sus competidores en el mercado mundial, también  es mayor que el que tiene con México.

Es verdad que el Tratado ha vuelto deficitario para Estados Unidos el comercio binacional, pero debe entenderse en función de aliados en la consecución del comercio, no como destino final de venta de productos.

A la entrada de vigor del Tratado de Libre Comercio, en 1994, Estados Unidos presentaba un superávit comercial con México de mil 349 millones de dólares; en sólo un año su balanza se volvió deficitaria en 15 mil 808 millones de dólares, hasta alcanzar los 60 mil millones tras 20 años de vigencia del tratado.

Al tiempo que en Estados Unidos se impulsaba el sector servicios, en estos años la industria manufacturera de México recibió mayores inversiones, representando el 60 por ciento de la Inversión Extranjera Directa, motivado principalmente por la calidad y el bajo costo de la mano de obra.

De hecho los productos ensamblados o fabricados por las más de 6 mil empresas maquiladoras tienen  componentes importados de Estados Unidos, que al cruzar de nuevo como producto final la franja fronteriza son reexportados a Europa u otros países, es el caso de Ford, General Motors, Chrysler, General Electric, Phillips o Hewlett-Packard; todas, ensamblan productos en México para venderlos no integrarlos al mercado mundial.

De acuerdo a cifras del Departamento de Censo de Estados Unidos, hasta noviembre del 2016, la balanza comercial con México fue negativa en 58 mil 799 millones de dólares y con Canadá en 9 mil 137 millones: la balanza comercial con los países del TLCAN, sus socios comerciales, es negativa en 67 mil 935 millones de dólares.

Sin embargo, Estados Unidos tiene cifras aún más negativas con países que no son sus socios comerciales. Japón supera en la balanza comercial a Estados Unidos con 62 mil 409 millones de dólares a cifras de noviembre de 2016.

Con la Unión Europea, el déficit comercial total fue de 134 mil 113 millones de dólares; el doble del que mantiene con sus socios del TLCAN. Ahí el ganador es Alemania que vende 59 mil 556 millones de dólares más de los que compra. En el caso de Irlanda el déficit para Estados Unidos es de 32 mil 705 millones dólares y en Italia el déficit en la balanza comercial es de 25 mil 904 millones de dólares.

Con China, también a cifras de noviembre Estados Unidos llevaba un déficit comercial de 319 mil 282 millones de dólares. De hecho, China representa la mitad del déficit comercial estadounidense, que para entonces era de 677 mil 90 millones de dólares.

En tanto que el déficit que se tiene con México y Canadá se entiende como parte del proceso productivo al ser socios comerciales y aliados estratégicos, con China, Japón y los países de la Unión Europea lo tiene a nivel de competidores en el mercado global. 

¿Quién pierde ante la cancelación del Tratado?

Es verdad que la economía mexicana presentaría una contracción importante, pero lo mismo ocurriría con Estados Unidos con quienes comerciamos 582 mil 600 millones de dólares anuales.

A pesar de la facilidad legal con la que se pudiera cancelar el Tratado de Libre Comercio por cualquiera de los tres países, para Estados Unidos los impedimentos no son de orden legal, sino económico, la dependencia fiscal del tratado y la liga de 30 de los 50 estados de la Unión Americana que tienen como destino final de sus exportaciones el mercado mexicano, hacen prácticamente imposible la cancelación del TLCAN.

Se calcula que solo para Estados Unidos el golpe económico superaría los 5 mil millones de dólares, seis de sus estados más importantes sufrirían una crisis comercial y de servicios, se perderían 5 millones de empleos ligados al comercio binacional, desaparecería el 29 punto 9 por ciento de la cadena productiva y cerrarían 25 mil empresas que comercian con Canadá y México y que pagan 12 mil millones de dólares en impuestos; Donald Trump no puede darse el lujo de ocasionarle un boquete fiscal al presupuesto federal.

En lo local, los 50 estados de Estados Unidos sufrirían algún tipo de daño económico, pero en siete de ellos el golpe sería mortal: Nuevo México, Arizona, Texas, Dakota del Sur, California, Michigan y Nueva York han construido desde la puesta en marcha del TLCAN cadenas de valor entre Canadá y México que generan productos “Made in USA”.

El vínculo comercial con México es particularmente importante para elaboración de equipos nucleares, maquinaria eléctrica, partes de vehículos de motor, combustibles, aceites minerales y plásticos. La Unión Americana proporciona el 50% de todos los insumos para las maquiladoras y empresas de ensamblaje en México, lo que representa 41 mil millones en ventas anuales para ambos países.

La industria aeronáutica en México exporta 3 mil 500 millones de dólares en equipos aeroespaciales por año, colocando al país en el lugar número 12 en las tablas mundiales en la materia. A pesar del dinamismo del empleo en México en este sector económico, las materias primas como el aluminio de alta calidad y la maquinaria industrial especializada es importada desde Estados Unidos.

En cuanto a la producción de vehículos automotores, Estados Unidos tiene la producción del 19 por ciento a nivel mundial, pero la tercera parte de sus componentes son de origen mexicano; mientras que se utiliza el 40 por ciento de componentes estadunidenses en la fabricación de vehículos automotrices mexicanos.

Texas exporta anualmente 95 mil millones de dólares en productos a México, lo que representa el 37 por ciento del total de exportaciones estatales. Texas destaca por exportar computadoras y artículos electrónicos que componen el 26 por ciento del total de exportaciones a México y que genera 24 mil 400 millones de dólares de ventas anuales. El 80 por ciento de las exportaciones de las empresas texanas dedicadas a aves de corral, lácteos, huevos y miel tienen como destino final México y representan 466 millones de dólares anuales en ingresos.

Nuevo México aporta 2 mil 300 millones de dólares al TLCAN, México es el mayor comprador de sus computadoras y equipos electrónicos, derivados de metal, comida procesada, equipos de transportación, plásticos y papel.

Arizona es el destino de 5 millones 700 mil turistas anualmente, el 68 por ciento de ellos son mexicanos. Las empresas de Arizona ingresan 9 mil millones de dólares anuales por ventas a México, destacando la extracción de minerales con ingresos superiores a los 2 mil 500 millones de dólares, México es el destino del 96 por ciento de las exportaciones del sector en el mundo. México adquiere el 25 por ciento de productos informáticos y electrónicos exportados de Arizona a nivel mundial.

California vende a México anualmente 26 mil 800 millones de dólares, destacando por la venta de computadoras y equipos electrónicos con ingresos superiores a los 6 mil 700 millones de dólares. México es el destino final del 78 por ciento de las sopas y el 65 por ciento de la uva que produce anualmente. Los equipos de transporte representan 2 mil 900 millones de dólares anuales de exportaciones hacia México. 565 mil trabajadores en California dependen del comercio binacional.

Dakota del Sur exporta 404 millones de dólares anuales a México, que es el destino del 56 por ciento de los alimentos procesados y bebidas, industrias que general 226 millones de dólares en ingresos. México es el comprador del 44 por ciento de las exportaciones de carne de puerco, dejando ingresos por 64 millones de dólares. En Dakota del Sur 15 mil empleos formales dependen del comercio binacional.

Michigan exportó en 2015 un total de 11 mil 138 millones de dólares a México, la tasa de crecimiento de las exportaciones a México fue en ese año 7 veces mayor a las exportaciones al resto del mundo. México es el destino del 21 por ciento de las exportaciones de Michigan. México le compra anualmente 4 mil 600 millones de dólares en automóviles a las empresas establecidas en Michigan, el 40 por ciento de las exportaciones mundiales del sector. México es el destino del 26 por ciento de la maquinaria que exporta a nivel mundial y del comercio binacional dependen n138 mil empleos.

Nueva York vende anualmente 3 mil 71 millones de dólares a México, donde la maquinaria representó 828 millones de dólares de ventas anuales. México es el mayor mercado de exportación de joyas de Nueva York. Del comercio binacional dependen 322 mil empleos.

Anualmente Kansas, estado que ganó por amplio margen Trump, exporta Mil 800 millones de dólares en mercancías anuales a México lo que representa el 37 por ciento del total de exportaciones, sus ventas provienen en su mayoría de la industria de transporte de carga pesada y México es el destino final del 99 por ciento del maíz que exporta.

Wisconsin, que junto con los estados Pennsylvania y Michigan formaban parte del muro azul y que el pasado 8 de noviembre decidieron pintarse republicanos, exportó a México 2 mil 967 millones de dólares. México es el segundo mayor mercado de bienes para Wisconsin. En Pennsylvania las exportaciones alcanzaron en 2015 los 4 mil 178 millones de dólares, principalmente de la industria química y de maquinaria; del comercio binacional dependen 200 mil empleos formales en Pennsylvania.

Absolutamente  todos los estados de la Unión Americana se verían afectados: el Turismo en Nueva York, las exportaciones de aceite de soya de Minnesota, la venta de maíz producido en Illinois, la venta de televisiones plasmas de Carolina del Sur, el turismo en Florida con sus 435 mil mexicanos anuales; los equipos ópticos, fotográficos, médicos y quirúrgicos del Distrito de Columbia; los vestidos  y químicos de Carolina del Norte; los fármacos de Nueva Jersey; las manzanas de Washington de las que México es el importador número uno. Todos pierden.

Cambio de Estrategia

México es el aliado estratégico de Estados Unidos, el hermano menor, que Trump pretende golpear, pero es el segundo destino más importante para sus exportaciones y la tercera fuente de importaciones para las compañías estadunidenses. El proceso de renegociación en el que está inmerso México debe superar la barrera de los 300 días, para entonces es previsible que Donald Trump tenga enemigos poderosos del otro lado de los océanos: China, Rusia y Europa, ahí necesitarán de nuevo a México como su aliado y socio estratégico del otro lado de la frontera.

Como la cancelación del Tratado se aprecia como una posibilidad distante, ahora el Presidente de los Estados Unidos enfila sus baterías al Congreso, ahí cocina un plan fiscal de impuestos internos, no como restricción al comercio internacional por lo que no tendría que mover un sólo artículo del Tratado de Libre Comercio.

Preocupado por hacer cumplir la promesa de regresar a las empresas estadounidenses con inversiones manufactureras fuera del país y financiar la construcción del muro, los congresistas republicanos en el Senado estadounidense, que constituyen la mayoría, han recibido la propuesta del Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin,preparando una embestida fiscal contra el que considera su adversario más débil: México, a pesar de ser su aliado estratégico.

La construcción del muro en la franja fronteriza se vuelve plausible de concretarse la idea de financiarlo mediante la imposición de impuestos a las mercancías mexicanas que ingresen a Estados Unidos, sin la posibilidad de que las empresas que deduzcan sus compras del extranjero o las importaciones. Un impuesto al consumo de productos provenientes de México solo golpearía el mercado interno estadounidense y encarecería el producto final puesto a disposición del consumidor estadounidense.

La otra tenaza en el ambicioso escenario trumpiano es el plan fiscal que cocinan los asesores republicanos en el Congreso desde agosto del 2016: consiste en modificar la tasa de retención de impuestos a las empresas con establecimientos en Estados Unidos, que actualmente pagan una tasa de 35 por ciento de impuestos federales cuando sobrepasan los 335 mil millones y que con la propuesta se disminuiría al 20 por ciento y hasta el 0 por ciento en las utilidades que deriven de sus exportaciones. La propuesta generaría una desventaja competitiva para México, las empresas norteamericanas asentadas en el país analizarían seriamente retornar sus inversiones, de concretarse el golpe sería letal para las industrias manufactureras y el empleo en México.

Ante el escenario que se vislumbra, es indispensable que México revise la política tributaria, se simplifique el pago de impuestos, redefinir las facilidades administrativas y aduaneras para que siga siendo México atractivo a la inversión. El propósito es mantener la planta productiva nacional.

Las restricciones administrativas al libre comercio han encarecido el libre comercio, ya no son los aranceles, los antiguos aranceles dieron paso a otros ingresos nacionales por concepto de comercio exterior: cargas administrativas, medidas restrictivas, licencias, sanciones excesivas, multas. Esa fue la tónica de las negociaciones en la Ronda de Balí de 2013, que terminaron por aprobar el Acuerdo de Facilitación Aduanera de la Organización Mundial del Comercio.

El pasado 22 de febrero entró en vigor el Acuerdo de Facilitación Aduanera al obtener las 110 ratificaciones de los países miembros del organismo, así el Acuerdo se volvió mandatorio para todos países de la OMC, incluidos Estados Unidos, México y Canadá. Esta es una oportunidad para que México se vuelva destino atractivo para las inversiones extranjeras.

Al Acuerdo, ya en vigor, que contiene 12 artículos que establecen diversas medidas para mejorar la transparencia y la previsibilidad del comercio transfronterizo y generar un entorno comercial menos discriminatorio, pretende además activar el movimiento ágil de mercancías por medio de las fronteras, los procedimientos de despacho serán más ágiles y mejorará las condiciones para el libre tránsito de mercancías. Se inicia una nueva etapa de reformas para la facilitación del comercio en el mundo, suponiendo un estímulo trascendental para el comercio y el sistema multilateral de comercio en general.

La aplicación estricta del Acuerdo de Facilitación Aduanera permitirá disminuir los costos del comercio de los miembros en un promedio de 14 punto 3 por ciento, minimizará en un 47 por ciento el tiempo para importar y en 91 por ciento los tiempos de exportación.

El cumplimiento del Acuerdo de Facilitación Aduanera es un reto para el Ejecutivo Federal mexicano, que deberá adecuar las normas de carácter interno que rigen el comercio internacional; las empresas que tengan a México como origen o destino de productos podrán exigir desde hoy su cumplimiento.

 

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