Hacia el linde de lo nacional

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Escrito por Wendy Priscilla González García


El límite no es aquello donde algo termina, sino,
como ya lo dijeran los griegos, el límite es aquello
desde lo cual algo comienza su ser.
Heidegger

El presente texto tiene como objetivo esbozar las características principales del estudio de la cuestión nacional en el régimen de historicidad actual o posmoderno, el cual va tejiendo y proponiendo a la vez un esquema y andamiaje conceptual nuevo para el estudio de lo “nacional” en la última década, centrada en nuevas estructuras de poder, lenguaje y corporalidad.

Pues, de lo que se trata es de deconstruir el concepto de nación y de la cuestión nacional, pues pareciera ser que seguimos empleando dichos conceptos desde sus apariciones en el siglo XIX, junto con la consolidación de la modernidad, sin teorizar que en la praxis y en la cotidianidad diversos acontecimientos han estado dislocando dichos términos, cuestiones que van desde la globalización hasta los diversos movimientos sociales y civiles que pugnan por diferentes cuotas de poder, donde, definitivamente el Estado-nación ya no es el eje que configura a la sociedad misma, más sin embargo, cabe aclarar que no del todo ha desaparecido, si no que se ha re-definido. Sin embargo falta demostrar el por qué y cómo es que para pensadoras como Judith Butler o Gayatri Spivak deba desaparecer ya como referente e incluso como garante de la política misma1

Y es que siguiendo a la filósofa Hannah Arendt, es que aún nos encontramos en una especie de “brecha en el tiempo”2 o en un estado de incertidumbre, pero es justo esta misma condición la que genera diversas condiciones de posibilidad para el estudio y propuesta de nuevas cuotas de poder y estrategias de súper-vivencia en este mundo “desbocado”.3

Es en ese sentido de iterabilidad (Derrida) donde se encuentra la riqueza de estudiar lo nacional en el “orden” de lo (in)decible, de lo imaginado y de la experiencia misma, pero no en lo performativo, sino en la performatividad misma.

Entre la duda y la cuestión (nacional)
Pero, ¿por qué una historia de lo nacional desde la teoría poscolonial? pues para situarse frente a una frase del historiador Robert Young: “Una de las tareas más importantes del poscolonialismo debe ser la producción de una etnografía crítica de occidente, un análisis de la historia de occidente perseguida por los espectros de su propia historia”4

A raíz de dicha frase, se observa a la teoría poscolonial como una crítica hacia la postura colonial sobre el otro (colonizado), es decir que después de los procesos de des-colonización en la India, se va a plantear un cuestionamiento reflexivo sobre la representación del otro (omnipresente) en la literatura, historiografía, medios de comunicación, teoría, estudios de género, etc.

Un tema nodal en la teoría poscolonial y estudios culturales será el tema de la de-construcción de las identidades nacionales después de sus procesos de des-colonización, identidades “nacionales”  que se permean y re-presentan en los márgenes, al borde, en la periferia, en lo liminal5 y contingente, pero también entre el discurso hegemónico y el heterogéneo expresado en la literatura misma. A grosso modo la teoría poscolonial se preguntará por temas tales como, la identidad, la representación, el poder y la autoridad misma.

¿Por qué emplear la metodología deconstructivista para el estudio de la cuestión nacional? la deconstrucción puede mirarse como una forma de descolonización cultural, donde si bien, los “primeros” que empezaron a realizar críticas u otras visiones fuera del marco occidentalista a la otredad (colonizado) fueron los estructuralistas como Lévi Strauss desde la antropología y el mismo Lacan desde el lenguaje y psicoanálisis, les siguieron los postestructuralistas (sin encasillarlos) como Lyotard, Deleuze y el propio Dérrida, ahora el acento estaría en la teoría cultural para el estudio de lo poscolonial mismo.

Tanto autores posmodernos, como poscoloniales, tienen en común la deconstrucción de ideas y teorías, la ruptura de la jerarquía de conocimientos y valores enraizadas en la hegemonía occidental, el menosprecio del sentido, por el sin-sentido, la valoración de lo fragmentario-deslocalizado, de la subjetividad y de la experiencia estética. La deconstrucción derridiana que surge principalmente en la literatura como el análisis minucioso de múltiples estratos de sentido donde opera el lenguaje como différance (pues el lenguaje está mudando constantemente-contexto) puede emplearse muy idóneamente en los estudios poscoloniales y posmodernos donde el punto nodal es el cuestionamiento acerca de la re-presentación de lo nacional y cultural de hoy en día.

Es así que los estudios culturales, dentro de la teoría poscolonial, ofrecen un estudio desde lo simbólico, estético, valorativo, real e imaginario a través del tiempo, lo cual puede percibirse a través de la literatura como bien lo ha demostrado Homi Bhabha6 y el propio Eduardo Grüner.7

La cultura pasa a través de todas las prácticas sociales y opera como la suma de sus interacciones. El objetivo de los estudios culturales es el definir el estudio de la cultura propia de cada sociedad y nación contemporánea, como un terreno de análisis estético conceptualmente importante, pertinente y teóricamente fundado en signos, significantes, valores y prácticas, es decir en la cotidianidad y experiencia misma.8

En nuestro régimen presentista (Hartog) lo  que se ha dis-locado es el propio referente de la nación como un eje estructurante de la identidad-nacional de hoy en día, pues si bien por más de dos siglos era claro que la propia vida se configuraba en torno a la en-marcación de la nación, hoy en día tras los procesos de globalización a raíz de los años ochenta, esto se ha vuelto difuso, pues la nación misma o la nacionalidad ha traspasado fronteras y marcos contenedores, como todavía lo llegaba a hacer hace unas tres décadas.

Por otro lado creo que el Estado-nación es un referente que permite ver el cómo opera la propia sociedad a través de sus prácticas discursivas (Foucault) y juegos de lenguaje (Habbermas) desde la propia producción literaria y/o conceptual, lo que conlleva a su vez una fuerte carga valorativa y emocional.

Desarrollando pretensiones de verdad o ficción
La cuestión nacional analizada desde la teoría poscolonial y desde un enfoque posmoderno podrá mostrar cómo o en qué manera algunas prácticas discursivas logran construir y deconstruir las ilusiones de lo identitario que (se) proyecto el Estado-nación (moderno)  en alianza con la burguesía (nacional) desde la época ilustrada.9  Pero que en las postrimerías del siglo XX se fracturaría tras la caída del socialismo realmente existente en 1991 y con la apertura de la globalización económica en un principio, pero luego con más ahínco en todas sus aristas (política, social, educacional, tecnológica) pero sobre todo en la “glocalización” (Appadurai) ósease en la globalización cultural como bien lo analiza el antropólogo Canclini.10

Es a raíz de estos procesos globalizantes donde se evidencia que la identidad ha dejado de ser eso que la estructuraba en un sentido de prognosis dos siglos antes: nacional, para, más bien, metamorfosearse, hibridarse, transculturalizarse, multiculturalizarse y simplemente re-definirse a sí misma en lo liminal, pero no ya en el límite.

La cuestión de lo nacional en la situación poscolonial es compleja, pues en las sociedades poscoloniales, el proceso de colonización no permitió la posibilidad de generar siquiera una ilusión de identidad, mientras que en la metrópoli, el rol de la identidad se daba como adquirido naturalmente. Por ello la noción de identidad individual se trasladó al ámbito social como una suerte de identidad nacional de carácter burgués, la identidad nacional como concepto quedó vinculado a la construcción moderna de los Estados-nación.11

Así la construcción de lo nacional se vio permeado, dirigido y enmarcado por el Estado-nación, donde todos los integrantes de un territorio o Estado se debían reconocer simbólica y discursivamente en una cultura común, es decir, en una “comunidad imaginada”12 Por ello, bajo la dirección de burguesías coloniales, y más adelante poscoloniales es que se fueron creando ficciones nacionales, justo ahí, donde no habían siquiera naciones, sino solo la fabricación (invención) en serie de tradiciones.13

Para Grüner14, el mal endémico de la propia identidad nacional de origen ficcional en países colonizados surge de la literatura y para autores como Homi Bhabha es en la literatura misma donde se muestra la de-construcción de lo ficcional como verdad  (nacionalista), pero lo que ambos refieren es el análisis histórico de la producción estética literaria y discursiva para dar cuenta de sus textualidades culturales concretas.

Así, la cultura debe analizarse como el territorio de producción, distribución y consumo de mercancías simbólicas a través de las relaciones económicas, sociales, políticas e informacionales que dan forma a la propia re-presentación cultural, en el caso de la teoría poscolonial, lo nacional, sería el linde entre los territorios materiales y simbólicos, de la simultaneidad entre lo que se articula y separa, entre la otredad y alteridad: paisajes étnicos, migratorios, biográficos, lingüísticos, estéticos y des-territorializados.

Lo nacional en el “marco” de la globalización, ya no se pregunta por el límite del Estado-nación, sino por la dis-locación de los espacios, por la des-territorialización, por el sin-sentido, pero sobre todo por el borramiento de las fronteras culturales, de igual manera que en su momento histórico el colonialismo, el imperialismo y neocolonialismo lo hicieron.

Entre lo liminal y la performatividad
Finalmente quisiera recuperar, en este primer encuentro la relevancia y pertinencia de un análisis histórico conceptual acerca de la cuestión nacional desde la teoría poscolonial en el contexto posmoderno actual.

Para Homi Bhabha15 lo liminal refiere a una situación in-between donde no debe preguntarse por el origen de lo nacional, sino por las formas de representaciones culturales que adquiere lo nacional a través de los relatos, de los discursos y de los textos a deconstruir. El performance y la performatividad de lo nacional se observan en la forma de “construir” y “re-significar” a la nación misma por medio de la disemiNación de representaciones simbólicas.

Y es en el linde o espacio-temporalidad liminal donde el in-between16se entiende como el espacio donde se re-negocian los espacios de la autoridad política y de la cultura, mediante la conversión de fronteras y límites en espacios intersticiales, es donde surgen los sujetos nacionales como actores nacionales.

Frente a esto surge otra categoría fuertemente enraizada en la construcción de lo nacional de hoy en día, que es el de performatividad, concepto o categoría, que me atrevo a decir ha ideado la filósofa Judith Butler, equiparándolo como una metodología de y para toda acción social, por medio de la cual se “está actuando”, en constante devenir, es una actuación, un hacer, un “en proceso” y no un atributo a priori con el que cuentan los sujetos, aún antes de su “acto de actuación”, al concebirse así a la acción social y política se muestra que el performance no es un acto aislado, sino que se da en función de unas normas sociales que funcionan como un sistema de reconocimiento, recompensas, legitimaciones y en contra parte responde con sanciones, exclusiones y deslegitimaciones. El performance pasa así a performatividad, es decir, de algo dado con antelidad a un proceso de negociación con la ley, con la norma y con lo político.

Esta noción de performance como producto de una historia social en interacción con la realidad social (contingente-ambivalente), demuestra entonces una crítica hacia la noción de identidad, pues los sujetos y actores sociales muestran que no son auto-idénticos, ni persistentes el tiempo. La “identidad” como proceso muestra que no hay unificación ni coherencia al interior, no es estable ni fija y por ello la identidad pasa a ser un ideal normativo más por parte del sistema.

Para Butler la identidad esta constreñida por marcos o esquemas conceptuales que controlan lo que somos capaces de re-presentar y re-conocer mediante límites o circunstancias políticas, por lo que se deben deconstruir dichos marcos que nulifican la existencia del otro.17

       De lo que se trata, entonces, es de pensar, pero sobre todo deconstruir el ser nacional    
mediante la performatividad cultural de hoy en día, la performatividad como        
construcción del sujeto mismo en el contexto poscolonial actual.  
Pues, es, en la propia “invención” diaria y cotidiana, donde se muestra lo que somos  
en el linde, en nuestra condición posmoderna:

If the more tangible ingredients of the nationhood (territory, language, religion, culture and the like) vary in these definitions, they nevertheless all contain a common denominator, an idea that we must consider fundamental: that people feel, believe, think, or know that they are members of a nation. This means that the word “nation” must ultimately be defined as something subjective, as some awareness by the people of a nation that they are part of a nation.        


Referencias


1 Cfr. Butler Judith y Gayatri .C. Spivak, ¿Quién le canta al Estado-nación? Lenguaje, política, pertenencia, Paidós, Buenos Aires, 2009. Chakravorty Spivak Gayatri, ¿Puede hablar un subalterno? El Cuenco de Plata, Argentina, 2011.

2 Sobre el “estado de excepción” Vid. Arendt Hannah, ¿Qué es la política?, Paidós, Barcelona, 1997.  Vid. Hannah Arendt, Entre el pasado y futuro. Ejercicios sobre la reflexión política, Península, Barcelona, 2003. Y sobre “nuda vida” Vid. Agamben Giorgio, Homo Sacer: El poder soberano y la nuda vida, Pre-Textos, Valencia, 1999.

3 Vid. Anthony Giddens, Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, México, 2000

4 Vid. Robert J.C. Young, ¿Qué es la crítica poscolonial?, p., 15,18/01/2006, www.robertjcyoung.com

5 Para Homi Bhabha el estado liminal o linde refiere a que el sujeto o actor poscolonial se sale fuera de las bipolarizaciones o maniqueísmos identitarios, pues para Bhabha y Spivak los sujetos poscoloniales son sujetos subalternos que escapan a las bipolaridades para representarse a sí mismos en un “tercer espacio” in-between o en las zonas fronterizas que traspasan toda bipolaridad entre el sujeto colonizador y el colonizado, el estado linde opera así como una temporalidad-espacio fuera del tiempo pedagógico u homogéneo dictado en su momento por la nación dentro del marco territorial, cuando se trata de un tiempo-espacio posnacional y trasnacional es que se da la misma dislocación cultural donde los sujetos poscoloniales se definen o representan a sí mismos fuera del orden establecido. Por ello para Bhabha, Spivak y Butler, el poscolonialismo ya no se puede limitar al mero estudio de las "ex-colonias anglófonas". El polo de los márgenes está ahora no sólo ocupado por los ciudadanos dominados por un (ex)poder colonial, sino que también se incluyen los marginados a base de sexo (las mujeres), de preferencia sexual (lesbianas y gays), de raza (negros, chinos etc.), de (no)nacionalidad (exiliados, ciudadanos de países subdesarrollados, en estado de excepción), etc.

6 Vid. Álvaro Fernández Bravo (comp.) La invención de la nación. Lecturas de Herder a Homi Bhabha, Manantial, Buenos Aires, 2000.

7 Vid. Grüner, Eduardo, El fin de las pequeñas historias: De los estudios culturales al retorno (imposible) de lo trágico, Segunda parte: La globalización, o la lógica (no sólo) cultural del colonialismo tardío, cap. I, Paidós: Espacio del Saber 25, Argentina, 2002. pp.171-200.  

8 Vid. Maffesoli, Michel, La transformación de lo político: La tribalización del mundo posmoderno, México, Ed. Herder, 2005.

9 Cabe mencionar que para pensadores como Marx, Nietzsche y el propio Freud, después del proyecto ilustrado se empezaría a dar otra visión de la modernidad, como modernidad auto-crítica a la cuál le correspondía la imagen de un sujeto con identidad o imagen fracturada de sí mismo, y no como un sujeto cartesiano que era la que necesitaba y ya había implementado el capitalismo burgués del siglo XIX.

10 Vid. Néstor Canclini, Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalización, Grijalbo, México, 1995.

11 Cfr. Eric Hobsbawm, Naciones y Nacionalismo desde 1780, Ed. Crítica, Barcelona, 1992.

12 Cfr. Benedict Anderson, Comunidades Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1983.

13 Vid. Eric Hobsbawm, y Ranger Terence (coomp.), La invención de la tradición, Crítica, Barcelona, 1983.

14 Vid. Grüner, Eduardo, El fin de las pequeñas historias: De los estudios culturales… op. cit., 2002.

15 Vid. Homi Bhabha, Nación y narración, Siglo XXI, México, 2010, en relación con su concepto de DisemiNación, dónde da cuenta de la polisemia del propio concepto en lo liminal de los textos literarios que analiza.

16 Esta categoría es sumamente rica en términos de conciencia del tiempo histórico, ya que autores como la filósofa Hanna Arendt refieren esta fisura entre el pasado y el presente como “brecha en el tiempo”.

17 Vid. Judith Butler, Marcos de guerra. Las vidas lloradas, Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2009.

18 Victor Alba, Nationalists without Nations, Praeger, New York, 1968, p. 9.

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