El Papa, la justicia tributaria y la reforma fiscal

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Escrito por Fidel Bazaldúa Zamarripa


“Si tu país está bien gobernado, debe inspiraros vergüenza la pobreza; pero si está mal gobernado, debe inspiraros vergüenza la riqueza”.
Confucio

En días pasados, el nuevo Papa Francisco difundió la exhortación apostólica Evangelli Gaudium (la alegría de la fe) en la que solicita a los líderes mundiales luchar contra la desigualdad y ataca al capitalismo desenfrenado, al que consideró una “nueva tiranía”.
“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada.”

“Así como el mandamiento de “no mataras” pone un límite claro  para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata”.

El Papa considera que el sistema económico actual es “injusto desde la raíz”, porque en la economía predomina “la ley del más fuerte”, siendo una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, dominada por un mercado divinizado”, en el que imperan “la especulación financiera, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta”.

También criticó el sistema económico global, atacó “la idolatría al dinero” y suplicó a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos “trabajo digno, educación y cuidado de la salud”. También pidió a los acaudalados que compartan su riqueza y advirtió que la distribución desigual de ésta inevitablemente lleva a la violencia.

“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”.

Bergoglio criticó a quienes “todavía defienden las teorías del “derrame”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra por sí mismo mayor equidad e inclusión social. Esta opinión, jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”.

Independientemente de que seamos o no religiosos, o seamos o no católicos, estas frases dichas por el líder espiritual de cientos de millones de personas en el mundo, nos hacen reflexionar, en la dinámica en la que estamos inmersos en la sociedad en que vivimos. Una sociedad altamente competitiva y depredadora. Una sociedad en la que las desigualdades económicas, sociales y de oportunidades se han ido agravando. Una sociedad en la que conviven simultáneamente la opulencia y la pobreza extrema.

Ahora bien, que tiene que ver todo esto con el sistema tributario o fiscal de un país, específicamente México.

Los impuestos se han cobrado desde principios de la civilización y durante mucho tiempo se utilizaron como una forma de financiamiento para que los gobernantes fueran a la guerra para la conquista de nuevos territorios y para poder sostener a toda la familia reinante; posteriormente con la llegada de los regímenes democráticos, teóricamente los impuestos servían al “estado” para que este proporcionara ciertos servicios y adicionalmente poder mantener un aparato burocrático que mantuviera el orden, administrara, impusiera leyes, impusiera la justicia, etc.

Recordemos que de acuerdo con la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos, en su artículo 31 fracción IV, establece como obligación de los mexicanos el contribuir a los gastos públicos de manera proporcional y equitativa.

No obstante lo anterior hemos observado como el “estado” en los últimos años, de manera general en el mundo, pero de manera particularmente más severa en México, seguramente por los antecedes históricos, se ha convertido en un “estado obeso”, es decir que sigue obteniendo una gran cantidad de recursos pero cada vez cumple menos funciones de las que teóricamente está obligado a cumplir.

Algunas de esas funciones que se han visto afectadas son la impartición de justicia, la seguridad pública, la educación pública, la salud pública, etc.

Veamos los efectos, a grandes rasgos, de la justicia tributaria de algunas de las principales reformas fiscales para el 2014.

Eliminación del régimen de pequeños contribuyentes

Si bien es cierto que probablemente existan los llamados contribuyentes “enanos” aquellos que se llamaban menores siendo realmente mayores; la eliminación de este régimen afectará también a los contribuyentes realmente menores, que no tienen la capacidad administrativa para controlar y cumplir todas las obligaciones fiscales que se les está imponiendo. Por lo mismo se les está dando un trato igual a los desiguales.

Eliminación del Impuesto Empresarial a Tasa Unica (IETU)

Este impuesto establecido apenas en el sexenio anterior, gravaba los ingresos en cobrados permitiendo disminuir ciertas partidas también efectivamente erogadas. Este impuesto ya había sido establecido, sin mucho éxito en otros países, adicionalmente nuestro mayor socio comercial, tanto para importaciones como para exportaciones, Estados Unidos no lo tiene.
En mi opinión este impuesto al tener una tasa única y no una tarifa progresiva, afectaba más a los contribuyentes de menores ingresos; como son las personas físicas empresarias y las que percibían honorarios.

Por lo cual atendiendo a lo anterior considero que su derogación, es beneficiosa para los contribuyentes de menores ingresos que causaban con una tarifa progresiva un impuesto menor al establecido en el IETU (del 17.5%).

Derogación del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE)

Este impuesto establecido también por el sexenio anterior, tenía como propósito identificar movimientos de dinero de personas que no estuvieran pagando sus impuestos, teóricamente este impuesto estaba cumpliendo su función. Se supone que por los controles que establecerá o ha venido estableciendo el SAT, no sería necesario ya, el cobro de este impuesto. Lo considero una reforma adecuada.

Salida de las escuelas del régimen de no contribuyentes del ISR

Recordando que esta salida solo aplica a aquellas escuelas que no tengan autorización para recibir donativos deducibles. Las escuelas estaban junto con otros organismos que se supone que no tienen fines de lucro como son las instituciones de beneficencia, cámaras, sindicatos, etc.

Obviamente muchas escuelas son verdaderos negocios, por lo cual si resultaba algo ilógico que a una escuela-negocio se le diera un trato especial que a un negocio con cualquier otro giro.

Por lo anterior esta reforma, independientemente del impacto que pueda tener en las colegiaturas y por lo tanto, en los bolsillos de muchas familias, sería una reforma que estaría eliminado un trato desigual a los iguales.

Limitación en las deducciones personales de persona física
Esta reforma seguramente impactará en gran medida a todas aquellas personas físicas que al presentar su declaración anual, efectuaban la deducción de ciertas partidas, como son los intereses por préstamos hipotecarios de casa habitación, los gastos médicos, hospitalarios, etc., ya que muchos de estos contribuyentes obtenían saldos a favor del ISR.
Aquí aplicaría lo que muchas veces se ha criticado del sistema tributario en México, que se cobra y se sigue cobrando de los mismos contribuyentes y realmente no se amplía la base tributaria (es decir no se les cobra a aquellos sectores que no pagan impuestos).

España

Un informe publicado en España, un país con menor desigualdad económica que México, que hicieron los técnicos de hacienda, titulado “La desigualdad en crisis: hombre rico, hombre pobre”, señala:

“Las grandes fortunas y grandes empresas concentran el 71.8% del fraude fiscal total, lo que supone una pérdida recaudatoria para el Estado de más 42,000 millones de euros anuales”.

“Los técnicos reclaman una reorganización de la Agencia Estatal Tributaria (AEAT) para que dedique más esfuerzo a perseguir el fraude de las multinacionales y grandes compañías del país, en vez de concentrar al 80% de los recursos a lo más fácil que es investigar a autónomos, microempresas, pymes y asalariados”.

Un articulista español señala, “Inadmisible que un gobierno, sea el que sea, que se estime representar a todos los españoles, se concentre en exprimir a los que menos tienen, agravando la desigualdad social y económica”.

Conclusión

Retomemos todo lo que hemos comentado, los señalamientos del Papa, la situación fiscal en México, en España y algunas reformas fiscales para 2014; es innegable que vivimos en una sociedad altamente desigual y, el problema del sistema tributario en México, es que lejos de ir aminorando el problema de la desigualdad, lo agrava.

El sistema tributario antes y después de esta reforma para 2014, sigue concentrándose en cobrar impuestos de los llamados contribuyentes cautivos (los asalariados) y otros sectores como son la pequeña y mediana empresa; dejando a un lado a la llamada economía subterránea, fiscalizando a los pequeños y medianos empresarios.

Todo esto me hace recordar las palabras que supuestamente dijo la reina Maria Antonieta de Francia en los prolegómenos de la revolución francesa en 1789, cuando a falta de harina y trigo para preparar pan, el pueblo fue a reclamar y manifestar su enojo en Versalles: “que coman pasteles”.

 

 

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