Perspectiva del petróleo en el mundo

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Desde finales de la década de los años setenta del siglo pasado, el petróleo ha jugado un papel importante dentro de las Finanzas Públicas de México: la exportación de crudo en aquella época, permitió contar con un importante volumen de recursos para que la economía creciera a tasas hasta del 9% anual; fue con base al petróleo que se puso en marcha, también en aquella época, un programa de captación de recursos en el mercado interno, los llamados Petrobonos; y fue por causa de la caída de los precios internacionales del petróleo que México enfrentó una de las crisis económicas más severas, la de 1981-1982.

Hoy en día, los precios del petróleo están en sus niveles más bajos desde 2009. Sin embargo, para ubicarnos en su justa dimensión, debe recordarse que en 1998 el precio promedio del año se ubicó en 14.42 dólares por barril (WTI) y la Mezcla Mexicana promedió 10.17 dólares por barril y que, en 2013, dichos precios se ubicaron en 97.96 y 109.62 dólares por barril, respectivamente, un aumento vertiginoso.

FUENTE: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados.

( * ) Datos preliminares enero – octubre de 2015.

En 2015 los mercados siguen presentando una tendencia a la baja, que difícilmente se calmará en el corto plazo. Los precios han caído a niveles de 57.95 (WTI) y 55.16 (Mezcla Mexicana) dólares por barril, una caída también estrepitosa, si bien resulta explicable, dada la conjunción de hechos de carácter político y económico, que se han venido presentando:

• La desaceleración del consumo de los países que tradicionalmente presentaban altos niveles de demanda, como China y Japón, consecuencia de la baja en su ritmo de crecimiento.  Su demanda no cae necesariamente, pero tampoco crece.  Se encuentra estancada. El caso de China resulta evidente: de un estimado de consumo de 11.18 millones de barriles en 2015, se  prevé pase a 11.48 en 2016;
• Una mayor producción de petróleo y gas de los Estados Unidos y Canadá, la cual se incorpora a la oferta mundial;
• La incorporación de Irán al mercado mundial de petróleo, como resultado del Acuerdo logrado entre ese país, los Estados Unidos y otras cinco potencias, el cual le abre las puertas a su reinserción al mercado petrolero. Irán tiene 40 millones de barriles en inventario no vendidos y pretende incrementar su oferta al mercado en 100,000 barriles diarios, hasta llegar a 600,000 a finales de 2015;
• Irak, por su parte, aun cuando enfrenta graves problemas internos, es el segundo mayor productor y tendrá exportaciones record hacia el mes de septiembre de 2015;
• Otros países exportadores de petróleo, no miembros de la OPEP, tampoco han reducido sus exportaciones (Rusia, Estados Unidos y Colombia) y otros más, aunque luchan por aumentar el precio (Nigeria, Venezuela y Argelia), no han conseguido cambiar la política Saudí en la materia;
• A lo anterior se suma el bajo crecimiento económico que presentan la mayor parte de las economías del mundo, en particular las europeas.

Lo anterior derivó en una sobreoferta en el mercado petrolero, que provocó la caída de los precios del crudo, que si bien tiene una explicación de mercado (oferta vs demanda), ésta ha sido alentada en buena medida por Arabia Saudita, país que ha decidido mantener una elevada producción, a fin de obligar a los productores menos eficientes a salir del mercado. Cabe señalar que en ese país, los costos de producción por barril son los más bajos del mercado, comparativamente a los altos costos de producción del petróleo y gas shale de los Estados Unidos, situación que, por otro lado, ha impactado en una reducción de las inversiones en Estados Unidos en materia energética.

Impacto para México.

La economía mexicana no se encuentra petrolizada. Comparativamente a los años ochenta del pasado siglo, en que las exportaciones petroleras representaban cerca del 80% del total, hoy apenas alcanzan el 10% de las exportaciones totales.

Desde luego que la variación en precios tiene un impacto directo en la actividad económica, pero en donde éste es mayor es en las Finanzas Públicas, que si dependen en un amplio porcentaje de los ingresos por las ventas del crudo. En la situación actual, dada la baja de los precios y la menor producción esperada, a un menor ingreso, necesariamente corresponderá un menor presupuesto de gasto público.

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