¿Estamos listos para legalizar la marihuana?

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Escrito por Omar Carricho Mena


Sin duda la resolución del 4 noviembre de 2015 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se permite a los 4 quejosos el consumo de marihuana para fines lúdicos, es el comienzo de un gran debate en lo jurídico y legislativo para legalizar su consumo en un futuro.

“El peor enemigo de la verdad no es la mentira, el peor enemigo de la verdad es el mito” John F. Kennedy

A pesar de que el análisis y la toma de decisiones se llevará a cabo fuera del alcance de la ciudadanía en general, sosteniéndose principalmente por los representantes que conforman el poder legislativo, la sociedad se encuentra polarizada -como generalmente ocurre en estos temas- entre mantener la prohibición y su legalización.

Aunque ambos polos tienen justas razones para validar su postura, la pregunta debería darse en el sentido, no del “bien o del mal” de la legalización, sino en la preparación que tenemos para hacer frente a una responsabilidad de gran calado como la que se nos está presentando, pues no cabe la menor duda que romper con un tabú como éste, será uno de los principales problemas que se deben resolver en caso de que su consumo sea legalizado.

La prohibición de la marihuana en México

Si bien, para las personas que actualmente contamos con menos de 75 años, la ilegalidad del consumo de la marihuana es algo con lo que nacimos, no siempre fue así, puesto que la legislación acerca del consumo de esta planta se inició a finales del siglo XIX y se consolidó en el período de 1920 a 1940, momento en el que se criminaliza su consumo, producción y comercialización.

Es a partir de esta época en donde se comienza a ver a sus consumidores como delincuentes, transformando un acto común en otros tiempos en un crimen, remitiendo a sus afectos a las sombras, permaneciendo en el anonimato para no gozar de un mal juicio en su persona.

Esto nos debe llamar la atención, ya que podemos observar que lo que hoy está mal socialmente, en tiempos anteriores pudo ser de otra forma, sin embargo, la evolución de la moral es algo con lo que no podemos discutir, pues forma parte de un contexto especifico que merece su propio análisis.

Hoy la población que se encuentra en contra del consumo de la marihuana para fines recreativos, parece coincidir con las notas informativas de los periódicos de 1918 y 1919, en las que se trataba de rateros, vagabundos o degenerados a aquellas personas que eran detenidas por consumir la planta. Basta con revisar algunas de las notas que aparecían en el diario “El informativo” en el año mencionado:

“La hierba inseparable de todos los vagos y rateros: la marihuana” (El informativo, 19 de enero de 1918)

“Sin descanso se sigue atrapando a los vagos, marihuanos y rateros” (El informativo, 8 de febrero de 1918)

“En una colonia pobre la policía encontró una colección de rateros y de hembras de mal vivir quienes solazaban con la prohibida marihuana, los capturados están en los calabozos de la Penitenciaria” (El informativo, 26 de febrero de 1918)

“Fumadero de marihuanos donde la policía sabía que reunían los elementos más nocivos de la sociedad: criminales, delincuentes, degenerados, individuos que en diversas ocasiones habían sido matriculados en las altas escuelas de las cárceles” (El informativo, 26 de agosto de 1918)

“Así como los rateros, abundan los marihuanos” (El informativo, 19 de noviembre de 1919)

Gracias al bombardeo mediático de aquellas fechas, fue que la percepción negativa del consumo de la marihuana fue permeando en el imaginario de la sociedad mexicana. Debido a esto hoy podemos observar que los juicios negativos en contra de sus consumidores abundan, empero las razones para tenerlos se muestran muy acotados, puesto que hay poca información acerca de los efectos negativos o positivos que provoca su consumo.

Una sociedad preparada

Hasta el momento me he permitido esbozar un poco el marco en el que se desarrolló la imagen negativa del consumo de la marihuana, con la intención de resaltar que el estereotipo negativo que hoy tienen los consumidores de marihuana nace de un ataque mediático a finales de la segunda década del siglo XX, además de una prohibición y criminalización legal consumada en 1940.

Pero como mencioné al inicio de este artículo, la discusión no debe girar en torno al “bien o al mal” de su legalización, sino a la preparación que tiene nuestra sociedad, misma que en últimas fechas parece más resuelta a exigir sus derechos y expresar sus demandas.

Aunque la sociedad se muestra más ágil y despierta ¿podemos afirmar que estamos listos para utilizar la marihuana con fines recreativos de forma responsable?

Hoy en día los distintos movimientos sociales que se han presentado desde finales del siglo XX, han conseguido dar una mayor capacidad de maniobra a la sociedad civil, misma que con la creación de las redes sociales ha gozado de información -que a veces es desinformación- fuera de los medios masivos de comunicación. Esto ha permitido que la comunicación digital cobre mayor fuerza, y que a través de estos medios la sociedad pueda ejercer presión en sus gobernantes, como lo mostró la difusión del posible conflicto de interés en la licitación del tren México – Querétaro, el cual terminó con la cancelación de la misma.

Sin embargo, este poder adquirido por la sociedad, no ha sido acompañado por la responsabilidad que debería de acompañarlo, puesto que son muchas la veces que los usuarios de las redes sociales no verifican la fuente de las noticias que comparten, creando criterios o generando juicios a partir de rumores, de chismes o de notas inventadas, acrecentando los conflictos y desvaneciendo la efectividad de la presión digital.

Si con lo anterior podemos afirmar que hoy contamos con una sociedad más participativa, no podemos afirmar de igual forma que sea más responsable. Es notable que la “libertad de expresión” derecho fundamental de los seres humanos se defiende en las calles con gran tesón, pero no vemos que hay quien se responsabilice de lo que se dice, ni de cómo se dice, ni de por qué se dice; confundiendo la libertad con el libertinaje.

Es esta confusión entre libertad y libertinaje es la que debemos tener clara, puesto que la libertad de hacer nos exige la responsabilidad de cómo hacerlo, y el libertinaje solo pide la satisfacción sin tener que dar algo a cambio.

Por ello debemos de preguntarnos como sociedad ¿Estamos listos para legalizar la marihuana?

 

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