La IFE de Rufina

Corría la primavera del 2012, Siglo XXI, Rufina Cansigno Canseco estaba muy feliz en la víspera de lo que sería su primera experiencia electoral presidencial. ¡Así es! Por primera vez elegiría a su Presidente.

 

21 años recién cumplidos, una vida por delante, responsable y orgullosa de sus derechos cívicos, VOTAR y SER VOTADA, el primero, en cuestión de meses y el segundo el tiempo diría, era cuestión de ser integrante de las bases de algún partido político y … ¿Diputada? mejor ¿Senadora? ¿Consejera del IFE? ¿Líder Sindical?, era cuestión de esperar que el futuro fuera presente. Oportunidades habían.

Justo cuando cumplió 18 años tuvo en su poder su credencial de elector e imaginó lo que haría para cuando fuera la elección GRANDE, la Presidencial. Ella no se dejaría llevar por imágenes, encuestas u opiniones ajenas. Ella misma trabajaría conscientemente en analizar las propuestas, conocer a los candidatos, sus trayectorias, resultados y uno que otro rumor que si bien no es muy útil, da sabor a tan simple labor.

Tiempo al tiempo, ahora a punto del evento Rufina cumplía disciplinadamente día a día, lo que había imaginado, leía las plataformas políticas de los candidatos. El análisis de las propuestas combinado con las historias tanto de los partidos como las de las personas a elegir y sus amigos era confuso, digamos muchas contradicciones, poco claro y parecía populachero e incluso, imposible.

A bien no le quedaba claro dónde daba vuelta la izquierda, cuál era la diferencia de la derecha, y si el olvido es parte fundamental para lograr un excelente futuro. Agradecía el conocer una combi, le habían platicado pero nunca había visto una y Rufina anhelaba conocer la marca de los plumones infalibles con los que se firmaban los compromisos. ¡Nunca se les iba la tinta!

Todos los días nomás de despertar Rufina renovaba su indomable cívico espíritu y descontaba un día más para la esperada cita en la cual utilizaría su cariñosamente llamada IFE. Se deshacía de aquello que el día anterior le parecía incongruente e imposible y seguía en su minucioso análisis.

Nada le haría perder la maravillosa experiencia de responder a su obligación de votar,. Es más, Rufina pensaba seriamente en entregar una identificación oficial diferente cuando le fuera solicitada, no fuera a ser que la o se la extraviaran. El pasaporte era una buena opción. ¡No vaya a ser! La verdad la foto le era favorecedora.

El tema de mayor interés de Rufina era la seguridad pública, volteó a la izquierda, al centro y a la derecha, hum… falta un candidato, bueno focalizó la cuarta dimensión. Con honestidad no encontró nada relevante que contrastar. Nadie proponía un programa claro de acción, todo eran palabras, una tras o otra, como inagotable inventario ofrecido en barata.

Pero nada lograba traspasar el optimismo de Rufina, la seguridad sería atendida eficientemente por cualquiera que ganase, ¡Eso era un hecho!, Ella continuaría en su empeñosa labor para saber de que manera lo haría cada quién. ¿Cuáles eran las diferencias? Eso nunca le quedaba muy claro, pero le daba vuelta a la hoja, abría su cartera, verificaba la existencia de su IFE y renovaba sus esfuerzos. ¡Teniendo su credencial todo estaba hecho, sólo faltaba elegir!

Cuanto requisito pusieron para votar, lo cumplió. Hizo larga fila, se peinó, se tomó la foto, cuido religiosamente el comprobante por varios meses y regresó a que le dieran su IFE. Por supuesto que posteriormente regresó para revisar que apareciera en la lista. Completo el tema.


Un día caluroso Rufina leía en el parque los últimos documentos a revisar, después de ello ahora sí estaría lista para decidir, había encontrado o imaginado diferencias sustanciales en las ofertas políticas, la seguridad social para todos los candidatos era prioridad. Cada uno de ellos se comprometía para salvaguardar los intereses de los ciudadanos de diferentes formas pero el mismo fin. Es más en cuanto a la seguridad Rufina se sentía protegida. Este era un tema resuelto. Sólo ocupaba el poder de su IFE.


Había candidatos que ofrecían cuidarla a ella sola, otro ofrecía cuidar a la familia entera y a los hijos, uno más velaría por sus intereses nomás que le diera la oportunidad con su voto y ¿el otro? Pues igual que los otros tres y también diferente al mismo tiempo. ¿ Queda claro ?

Entretenida en su quehacer Rufina no percibió al maloso que rápidamente se le acercó y casi sin darse cuenta le arrancó su bolsa y corrió con desconocido rumbo.

¡ En un instante Rufina se quedó sin su IFE! ¡Un solo momento bastó para percibir la realidad de la seguridad y la distancia del discurso! Rufina ya no podría elegir a su Presidente.

¿Lloró Rufina por la expectativa no cumplida? ¡No que va! Una vez repuesta del susto la animada Rufina ahora decidió revisar si se puede votar sin IFE y sabedora de su juventud pensó: ¡Para la otra al fin y al cabo todo estará mejor!



Escrito por María Elena Domínguez Ortiz

 

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