Ignacio Ramírez: la independencia del Estado de la Iglesia


"Siempre junto al tirano, al dictador,
está el clero para amansar a la muchedumbre,
emocionándola con una vida futura,
pero la vida se vive ahora
y se necesita que los ciudadanos la disfruten
a cabalidad con sus garantías individuales"
Ignacio Ramírez

¿Existe un filósofo más brillante y a la vez más olvidado? Ignacio Ramírez "el Nigromante" fue masón, filósofo, poeta y liberal. Un hombre preocupado por las diferencias clasistas y propositivo para eliminar los privilegios. Muchos de sus postulados están plasmados en la Constitución.


Uno de los grandes problemas que la nación mexicana tuvo, fue la dependencia del gobierno con la iglesia. Sin embargo, esto vino desde la implantación de la Colonia después de la conquista española. La Nueva España se conformó gracias al basamento de la Iglesia Católica, tanto espiritual como económica y políticamente. Por lo tanto, la Iglesia es una institución con autonomía.

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Dicha institución no permitiría los cambios necesarios para una nación que pugnaba por su independencia. Partidaria de la monarquía y del retroceso institucional, pretendía conservar el estatus de las clases privilegiadas, de la que también era partícipe. Sus grandes riquezas le consentían ser cómplice activo de los conservadores, además algo que habían dado cuenta los liberales como Benito Juárez, fue que ejercían un tipo de control sobre la población, control que era del todo perjudicial para el progreso civilizatorio.


Una vez que los masones liberales obtuvieron el triunfo liberal en 1862, se retoman las leyes que quedaron suspendidas con la Guerra de Reforma, para declarar la separación de la Iglesia con el Estado y la secularización de las propiedades eclesiásticas. Para ello, será menester echar mano de los intelectuales que puedan llevar a cabo la tarea de la teorización. En este caso, es indispensable la colaboración de Ignacio Ramírez.

Los postulados del Nigromante como la separación de la Iglesia y el Estado, la educación laica y gratuita, las garantías individuales, la igualdad de derechos en el ámbito de los géneros, entre hombres y mujeres, y de ciudadanía sin exclusión racial o económica, la separación de los poderes, la libertad de expresión, de prensa e imprenta, es para los mexicanos parte de la herencia de lo que se le debe, y que hoy en día siguen vigentes.


En las cuestiones religiosas, fue un revolucionario; para algunos, ateo, para otros, un respetuoso de las creencias. Se cuenta que cuando se revisaba la Constitución de 1857, se ofrecía la gratitud divina impresa en la frase "En el nombre de Dios, los mexicanos nos otorgamos esta Constitución". Lo que para Ramírez era una contradicción en una república que buscaba la laicidad, entonces le reclamó a los constituyentes diciéndoles: "Qué vergüenza siento y una gran pena por muchos de ustedes que haciendo uso del derecho divino condenan al pueblo de México a vivir por siempre en una nación gobernada por fuerzas siniestras".


Y es que para el Nigromante, las posturas legales que pretendían tomar sustento en el derecho divino no hacían más que depender de una metafísica arcaica, y que una república debe de prescindir de dioses, por ello continuó declamando que "El nombre de Dios ha producido en todas partes el derecho divino, y la historia del derecho divino, el sudor y la sangre de los pueblos; y nosotros, que presumimos de libres e ilustrados, ¿no estamos luchando todavía en contra del derecho divino? […] Es muy respetable y representativo el encargo de formar una Constitución para que yo comience mintiendo […]". Él efectivamente no iba a ser partícipe de lo absurdo.


Entre sus cualidades destaca, por supuesto, la honestidad y honradez, pocas personas, aún entre los héroes nacionales, se les puede adjetivar de tal manera sin temor a encontrar un obscuro pasado. El Nigromante siempre consecuente con sus ideales, revolucionario y adelantado a la época que le vio nacer. Antes que Friedrich Nietzsche, este hombre exclamó "No hay Dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos". Y en esta independencia divina nos arengaba a ser responsables de nosotros mismos. Entonces, ¿por qué iba a dejar que una institución decadente tuviera el control de nuestras vidas cuando se podía construir un gobierno libre y pleno a condición de sus ciudadanos?

Su olvido de las páginas de la historia mexicana puede deberse a su firmeza de convicciones, al genio que no fue comprendido; hasta otros actores a nivel nacional tuvieron ciertas cautelas en cuanto a la religión misma, Juárez, Porfirio Díaz y Guillermo Prieto, entre otros, fueron devotos consagrados, aunque para Ramírez la divinidad no tuviera nada que ver con la construcción de la nación.
Además, Ignacio Ramírez, fue un precursor para el mundo de la separación Iglesia-Estado, pues cimentó sus bases, antes incluso que Francia. Este país lo hizo hasta 1908 cuando Georges Clemenceau, admirador de Benito Juárez y de Ignacio Ramírez, lo hizo en su país.


Ignacio Ramírez hizo para México lo que Martín Lutero para Europa, proponer la libertad de culto y de sus formas, si bien se daba cuenta que las creencias religiosas eran parte intrínseca del ser humano no podía y no debía permitir que fueran responsables de decisiones en la vida pública, ciertamente tampoco estaba en contra del precepto de creencia religiosa, sólo que debía constreñirse a la esfera privada, y que la Iglesia dejara de participar en asuntos políticos, y que se valiera del pueblo para obtener beneficios y riquezas materiales.


Son varios los hechos que permiten la efectiva separación de la Iglesia-Estado. Ignacio Ramírez no sólo participa como ideólogo sino que además asume la responsabilidad de llevarlas a fin. Y para realizar estos cometidos fue necesario involucrarse en distintos ámbitos, como el educativo, político y económico.
En el aspecto educativo, Miguel J. Noé Murillo señala sobre el Nigromante, que "en el artículo 3º de la Constitución de 1857 dejó plasmado su pensamiento liberal, al expresar que la educación debería ser obligatoria, laica y gratuita para todo mexicano por nacimiento o residente en el país. Que debería ser regulada por el Estado, fomentando el amor y la lealtad a la patria; basada en la justicia social y libre de toda instrucción religiosa".
La educación laica, libre de las órdenes religiosas, permitiría un gran avance en contra de la manipulación clasista y eclesiástica. El presidente Benito Juárez nombró a Ignacio Ramírez, Secretario de Justicia e Instrucción Pública, por un periodo breve, sin embargo, el suficiente para dejarnos el legado de la Biblioteca Nacional, asimismo, unificó la educación primaria a nivel nacional.
En 1847 redactó la Ley de la Educación para el estado de México, en la que deja el postulado de la educación laica y gratuita. Igualmente fomentó los apoyos para la educación indígena, de la cual, un beneficiario sería Ignacio Manuel Altamirano, otro grande de las letras.


En materia educativa, también se le debe su inquietud por la planta docente y su preparación, así como de dotar equipo necesario para la enseñanza. Impulsó el rescate de las obras mexicanas, tanto literarias como de pintores mexicanos.


Cabe resaltar, según Miguel Murillo, que "Ignacio Ramírez propuso que el propio Presidente de la República no pudiese reducir el presupuesto destinado a la educación pública", por lo que la prioridad de un país soberano debería ser la educación para todos, sin excepciones. El Nigromante decía "el crimen más grande que se puede cometer contra cualquier ciudadano es negarle la educación que lo emancipe de la miseria y la excomunión".


Estudiosos del Nigromante como Víctor Manuel Torres, señalan lo mucho de lo que se le debe en materia educacional como "ensayos, planes de estudio, artículos y medidas prácticas, como el cierre de la Universidad Pontificia de México y el Colegio de Abogados, la conversión de iglesias en bibliotecas y observatorios, y la formación de la Biblioteca Nacional con los libros de los antiguos conventos" y muchas otras cuestiones.


En el asunto económico no puede dejarse a un lado, las implicaciones de la separación de la Iglesia-Estado, el Nigromante comenta al respecto "Nosotros los trabajadores decimos a los propietarios de bienes raíces espiritualizados: vuestra pobreza evangélica según El Tiempo, apenas posee la tercera parte de la república; pero ¿no pudiéramos lograr la gloria a menos precio?". No hay que olvidar su preocupación por la intervención de los curatos en las nuevas e insípidas industrias que estaban naciendo en aquella época, y que reunían a los trabajadores para su adoctrinamiento, además de que cuando éstos pretendían luchar por algún tipo de mejora, se les amenazaba con la excomunión, aparte de ser los prelados los primeros en denunciarlos.


Los trabajadores de la industria tenían jornadas laborales de doce a dieciocho horas, extendiéndose incluso al siguiente día sin descanso, según las necesidades patronales. En estos lugares, se encontraba por igual a hombres, que mujeres, niños o ancianos, todos con las mismas disposiciones, inclusive para ciertas labores los niños eran mejor requeridos. Aunado a ello, se seguía arrebatando el diezmo a los trabajadores, que poco podían hacer con un salario tan exiguo. En protesta de las clases que se beneficiaban de estas circunstancias y que apelaban a una igualdad hipócrita o fuera de la realidad, Ramírez escribía que "las clases privilegiadas piensan que sus necesidades son las necesidades del pueblo". Incitando así a que los intelectuales e ideólogos que gobernaban al país lo hicieran con justicia.
Con lo antes expuesto, Ramírez expresa su repulsa por la explotación de los trabajadores por medio de la espiritualidad adoctrinada, el Nigromante pretendía sustituir a nivel constituyente a la "teología por la ciencia y la filosofía; al dogma por la razón; al cura por el sabio y el filósofo; y a la fe por el escepticismo". Y esto por medio de la educación laica.


También ocuparía la Secretaría de Fomento, con ello, estableció la exclaustración de las monjas; además de realizar las reformas de la ley de hipoteca que le permitió la efectividad de la independencia del clero; en Puebla, estableció la desamortización de los bienes del clero.


Hombre crítico de su tiempo y de sus amigos, se opuso con respeto y valor a Benito Juárez, pero con firmeza en su crítica, ya que le parecía un retroceso la permanencia obstinada al poder del Benemérito de las Américas. El Nigromante señalaba, en consecuencia de esto, que "un hombre que ya probó el poder, le resulta difícil llevar luego costumbres sencillas y decorosas […] el poder es una enfermedad catastrófica que se nutre del aplauso y la lisonja".


Igualmente señaló los contrapiés de sus compañeros liberales que buscaban insaciablemente plasmar una constitución sin que se hubieran determinado los objetivos claramente, Ignacio Ramírez les dice "Primero el pueblo de México libre y soberano y luego que venga la Constitución progresista que lo sirva".


Hay que exponer las grandes ventajas y los puntos más señalados sobre la separación Iglesia-Estado, si bien se disponía de un ataque legal directo al poder económico de la Iglesia, pues ésta había amasado una fortuna muy considerable en bienes, ya sea por las rentas de sus tierras e inmuebles como de los impuestos obligados a los que tenía derecho, por sus servicios ofrecidos, aparte del diezmo, como el pago por misas, bendiciones, bautizos, o pago de cementerios; también se pugnaba por la independencia mental. Sin embargo, esto no quería decir una distancia sobre las creencias religiosas.


Recordemos que antes, como ahora, la mayoría de la población profesaba la religión católica, y es evidente que si hubiera sido un ataque a la fe, entonces no hubieran tenido ningún respaldo. Así que los enemigos del liberalismo no eran los católicos, ya que estarían confrontando al grueso de la población; en estricto sentido, el antagonista era la institución de la iglesia católica, que no se limitaba en los medios ni en los recursos para proteger sus privilegios y propiedades, y que pretendía seguir con un tipo de gobierno similar al de la Nueva España.


Se puede señalar sin dudas, que los liberales, no eran enemigos de la religión ni de la Iglesia. Como dice Emma Paula Ruiz Ham, "deseaban simplemente que ninguna corporación ­llámese clero, ejército, sociedad comercial o estamento- estuviera por encima del poder del Estado, para lo cual era necesario, venciendo una multitud de obstáculos, la creación de un auténtico sistema jurídico y económico moderno, pues la propiedad inmueble amortizada y en poder de las corporaciones impedía la existencia de una economía nacional y de unas finanzas públicas sanas".


En resumen, México necesitaba su propia independencia económica, basada en un sistema jurídico que sustentara las instituciones republicanas. Por ello con la separación se fomentó la disociación con una forma de gobierno caduca que recordaba los abusos cometidos durante el virreinato, con la bandera de cristianización con la que se sometía al pueblo.


La independencia absoluta del poder civil y la libertad religiosa sólo era posible con la secularización de las propiedades de la Iglesia, ya que un proyecto de nación que avala el reconocimiento de las garantías individuales sólo puede realizarse con un cuerpo legislativo libre.


Nos aclara Emma Paula Ruiz Ham que "los liberales estaban convencidos de que lo mejor para México era dirigir la marcha del país hacia la conformación de una nación moderna, en cuyos cimientos se encontraran los principios de libertad e igualdad".


Con lo desarrollado hasta aquí, se puede afirmar que la intención de la Ley era eliminar uno de los principales obstáculos para el desarrollo de la economía moderna mexicana y evitar que el clero continuara la manipulación de la opinión pública desde el púlpito.


Es claramente notoria la repercusión del pensamiento de Ignacio Ramírez, para la consecución de una nación con cimientos forjados en la libertad, justicia e igualdad. Valores, que son indispensables para la integración del ser humano.

 



Escrito por Luis Eduardo Robles Farrera

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