¡Qué aparecieron 88 millones de pesos!, lo más increíble, ¡No tienen dueño!

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Escrito por María Elena Domínguez Ortiz


Con ojos desorbitados y la boca seca, Milburga veía una y otra vez la noticia, las pirámides de billetes le provocaban sensaciones contrastantes, se imaginaba nadando entre ese montón de dinero con una felicidad obscena y, por otra parte, le enojaba el suponer enrarecidos orígenes del "guardadito".

¿Cómo que no tienen dueño? ¿Qué si es tuyo, mío o de quién? No podía evitar compararlo con Atilano, el hijo de su prima Benigna, ¡Tantos probables padres y ninguno reconoció al niño! Primero todos querían con la prima y a la hora buena ¡Nadie fue!

¡Milburga, no te distraigas, tienes que ir a conseguir el dinero para las medicinas de la abuela! Se regañó así misma, dejó de ver la tele y con apurado paso inició el camino de regreso a casa…

¿A quién le pediré prestado?, pensó…, ya la abuela tiene quince días en el Hospital de Salubridad y diario hay algo que comprar, no hay medicinas, no hay comida, no hay quirófano, no hay estudios, no hay…

Y por si fuera poco, la enfermedad más que diagnosticarla, la habían "tanteado" porque la fecha para los estudios especializados era, de sobrevivir la abuela, hasta dentro de cuatro meses. ¡Ah que difícil situación! ¡Y Tanto calor!

Una y otra vez venían a la mente de Milburga, los montones apilados de dinero, ¡Por fin había conocido el billete moradito de mil pesos! Ni duda tengo que con un poquito de ese dinero, la abuela Cupertina estaría mejor y yo podría pagar el camión en lugar de caminar bajo este ardiente sol, y también de seguro ya le hubieran operado al tío Fidencio la hernia, ya habrían arreglado las goteras a la escuela de Atilano y habría calles pavimentadas y alumbrado público y, y, y…

¿Para qué alcanzan 88 millones de pesos?, se preguntó Milburga.

Al llegar a casa, revisó "El Chompipe", el periódico de la región, de una vez a los anuncios clasificados y la sección de economía y negocios. Encontró precios, multiplicó, sumó o dividió, lo que procediera y encontró que, en promedio, alcanza para1:

Salud*Alimentos**EducaciónVarios en Tabasco

174,000 Consultas de Medicina Familiar

2'000,000 de Kilos de Huevo

6,822 Alumnos más de Primaria. Ernesto Cordero

8 veces el ISR de los Pequeños Contribuyentes

1'300,000 Estudios de Laboratorio Clínico

6'000,000 de Litros de Leche Pasteurizada

Turismo

8,800 viajes Todo Incluido Cancún

7 veces el Impuesto sobre Hospedaje

59,000 Sesiones de Quimioterapia

6'300,000 Kilos de Tortilla

Automóviles

550 Automóviles Compactos

12 veces lo que se cobraría por los servicios de Registro del Transporte Público.

40,000 Sesiones de Hemodiálisis

4'500,000 Kilos de Frijol Negro

Zapatos

110,000 Pares

Casas Interés Social, 200

24,000 Intervenciones Quirúrgicas

5'800,000 Kilos de Arroz

Construcción

22,000 m2 adicionales

Gasolina

7'300,000 Litros

90,000 Estudios de Endoscopia

2'200,000 Kilos de Pollo

Dólares

7'100,000

Salario Mínimos

1'300,000 veces A

34,000 Estudios de Resonancia Magnética

752,000 Kilos de Carne de Res

Ropa

300,000 Prendas

Inundación

Ayuda a 8,800 familias en inundación

60,000 Traslados en Ambulancia

17'600,000 Piezas de Pan Dulce

Internet

250,000 Servicios

Transporte

12'500,000 pasajes urbanos en Tabasco

Una vez que Milburga logró imaginar lo que se podría hacer con tanto dinero, pasó de la euforia y el entusiasmo, al más puro coraje.

¡No puede ser! En pleno Siglo XXI y seguimos con males tan añejos.

Ese dinero para mucha gente era la diferencia entre vivir y morir. Era sustancia indispensable para cuidar y desarrollar las destrezas de nuestros niños y jóvenes y la dignidad de nuestros ancianos. Esas pirámides de billetes, eran el medio para satisfacer las incluso muy básicas necesidades de su pueblo. Eran la salud de su abuela.

Por primera vez en mucho tiempo la depresión hizo presencia en Milburga, tanto entusiasmo y optimismo no era la diferencia. Es más, su labor en casa y en el campo, tampoco alcanzaba, el orgullo de su raza, sus añejas historias familiares, el olor de su tierra, sus majestuosos amaneceres y la nostalgia del atardecer en el sublime encanto del sol rojo de Tabasco. Hoy nada le era suficiente.

Es más, empezó a llover y Milburga no se dio cuenta.

Llegando a la casa de Don Toribio, el de la tienda que todo vende caro pero en "abonitos", antes de entrar, Milburga sacudió fuertemente su cabeza, y se dijo – No hay tiempo para depresiones – Hay que actuar.

Con que cada quién hiciera lo que le toca, el que debe que pague, el que gobierna que gobierne, el maestro que enseñe, el médico que cure, el policía que vigile, la justicia que se aplique, que el delito se castigue… Y así fueron llegando una a una miles de respuestas a Milburga.

¡Ah pues no es tan difícil! Más bien es asunto de valores y de buena voluntad, porque nunca se podrá legislar con tanto detalle. Yo soy pobre – pensó – pero sólo de dinero. Así que yo a lo mío.

Don Toribio, ¿me podrá prestar para la medicina de mi abuela? No está Usted para saberlo pero andan 88 millones de pesos sin dueño!!

A lo lejos, ¡Empezó a salir el sol!


1 No son acumulativos. Uno u otro. La equivalencia con los 88 millones es por concepto.

* Referencia DOF 18 de abril IMSS. Costos Unitarios por Nivel de Atención Médica

**  Fuente elinpc.com.mx

 

 

 

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