Como gestar una revolución de ideas que se concreten en utilidades para su empresa

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Escrito por Luis Sequeiro Sainz de la Peña


La frase “Invertir en innovación es un buen negocio” nos lleva a pensar en empresas que invierten sistemáticamente un x%  de sus utilidades en investigación y desarrollo (I+D), que además están en una actualización constante de sus procesos internos. Son organizaciones que cuentan con los recursos y la visión para generar  nuevas ideas, nuevos productos, procesos mejorados con menores costos y tecnologías que las hacen diferentes al resto de sus competidores.

Es un perfil de negocio cuya visión es generar utilidades, pues la rentabilidad está íntimamente ligada con la supervivencia, el crecimiento y la competitividad.

Por otro lado están las empresas que pueden ser de diferentes tamaños,  aquellas que apenas tienen para sobrevivir,  y por lo mismo no pueden invertir en cambios,  y como consecuencia los conceptos de productividad, creatividad e innovación están fuera de su cultura.

En este segundo tipo de empresa, los cambios en su cultura incorporados a sus actividades cotidianas,  aplican perfectamente para mejorar sus procesos comerciales, de producción, logísticos, etc. Lo que redundaría en reducciones significativas de  costos de mala calidad como procesos redundantes, burocracia, retrabajos, quejas de clientes no satisfechos etc.

El costo de mala calidad lo podemos definir como: Todos aquellos costos que hacen disminuir la productividad y las utilidades de la  empresa, debido principalmente al incumplimiento de los requisitos que se establecen para las diferentes actividades”. La falta de, o los malos procesos internos son los generadores de estos costos.

Todas están condiciones raramente se miden y al final la organización absorbe el costo de la incompetencia y peor aún es cuando la empresa pierde dinero y ni siquiera sabe porque  perdió.

Por lo mismo es deseable crear las condiciones de cambio conducentes para eliminar costos sin valor agregado a los procesos, además de  reducciones de costos en general, lo que permitiría mejorar sustancialmente las utilidades, para estar en condiciones de invertir en crecimiento y mejoras competitivas.

Estas mejoras, dan la oportunidad  de crear una cadena de valor interna rentable que influya finalmente en la relación con clientes y proveedores externos. Otro beneficio seria el contar con recursos para incorporar de manera racional tecnologías para evitar rezagos en ese concepto.

Ahora bien, las empresas que se adaptan mejor a entornos cambiantes, incorporan en su filosofía valores como “Creatividad” e “Innovación”. La creatividad es la capacidad del ser humano para generar nuevas ideas sobre  un concepto determinado, y como consecuencia, aportar valor a sus productos y procesos.

La innovación es un proceso empresarial capaz de capitalizar esas buenas ideas en un producto innovador, en un servicio innovador, en un proceso innovador o en una estrategia nueva que generen utilidades a la organización.
Esta conjugación de creatividad  e innovación representa un reto, pues en principio se requiere una estrategia que facilite los procesos de innovación y en segundo lugar una cultura que fomente la creatividad en el personal.

Se puede pensar erróneamente que las personas nacen creativas. Lo que es cierto es que una persona que recibe estímulos positivos de sus líderes  actúa  en consecuencia y por otro lado personas que reciben estímulos negativos o no los reciben limitan su creatividad.

Las habilidades creativas de los colaboradores se pueden fomentar; solamente se requiere tener el aliciente de los líderes para probar cosas nuevas, correr riesgos, aprender de los  errores y seguir experimentando, pues la creatividad depende más de modelos mentales, esfuerzo y actitudes, que de factores genéticos.

¿Cuál es su idea del cambio?

Debido a que la innovación requiere disposición al cambio, a continuación vamos a reflexionar sobre las ideas de cambio en las empresas. El cambio en las empresas puede ser de tres clases: 

1.- Compulsivo:
En su forma más común, el cambio es compulsivo. Nace de ­la comprobación de que el progreso está hecho de cambios y deduce que todo cambio es progreso. No se necesita  un modelo de cambio o un objetivo explícito; el cambio es suficiente en sí mismo, como es el caso de cambios anuales en la organización.

2.- Imitativo:
Al contrario, el cambio imitativo sigue un modelo pero continúa sin objetivo. "Si nuestros competidores cambian sus estructuras o estrategias, nosotros debemos hacer otro tanto para seguir siendo competitivos". Es con base en ese razonamiento  como nacen las modas gerenciales: la gerencia descentralizada, los sistemas de administración integrada, el plan a  cinco años (y no a cuatro), etc.

Como toda moda, ésta le funciona mejor a unos que a otros, pero todos se jactan de "estar al día". El cambiador  imitativo no se da cuenta de que los cambios de su competidor obedecen a un cambio de estrategia comercial o financiera del cual él será la primera víctima. Claro, con un poco de suerte, dicho competidor es también un cambiador imitativo.

3.- El cambio innovador es la esencia de una estrategia competitiva que requiere un objetivo y un modelo.  De las tres formas de cambio, la tercera es la más rara; se aplica primero a la estrategia y luego  a la dirección de los recursos humanos. El cambio creador es la llave para crear una cultura diferente, que siente las bases para mejorar procesos,  hacerlos productivos y en consecuencia reducir costos. Ya que en un entorno de competencia, una estrategia superior produce resultados superiores.

 

Parodiando a Charles Darwin “No es la especie (Empresa) más fuerte la que sobrevive. Es aquella que es más adaptable al cambio”

Pero, ¿Cómo implantar en la empresa una estrategia que fomente la innovación?

Éste es el primer verdadero reto  que una empresa enfrenta. No hay solución tipo; pero se sabe que la tarea no podrá llevarse a cabo si la empresa no posee, adquiere o se procura el material humano que tenga el talento necesario para edificar y animar tal estructu­ra. El cambio innovador debe ser un proceso inducido,  continuo y sistematizado que se desprenda de una estrategia igual: creativa e innovadora.

¿Está usted dispuesto a generar un cambio innovador?

Como cualquier disciplina este proceso requiere de ciertos pasos para su implementación:

  1. Conforme  un sistema de inteligencia para diagnosticar su ambiente interno y externo, lo que le permitirá conocer sus fortalezas y debilidades, así como los problemas y oportunidades de su entorno. No olvide tener un perfil claro de  sus clientes y de su  competencia.
  2.  Diseñe un proyecto global de innovación que enmarque objetivos, estrategias y planes de acción.
  3. Incorpore a la cultura de su empresa un enfoque y valores que fomenten la creatividad y la innovación.
  4.  Comunique: Objetivos, Estrategias, planes y definiciones, para que todos en la empresa tengan un concepto común.
  5. Invierta de manera racional y en la medida de sus posibilidades pues la asignación de recursos financieros, humanos y tiempo es la manera de materializar el proyecto.
  6. Asigne y responsabilice a los líderes encargados del proyecto de cambio.
  7. Incentive el trabajo en equipo
  8. Tolere la incertidumbre y corra riesgos.
  9. Escuche las necesidades de sus clientes: ya que estas son cambiantes.
  10. Ejecute, mida y haga los ajustes necesarios. La innovación debe ser viable, medible, cuantificable y verificable.

Conclusión:

El papel de los líderes es vital en este proceso de cambio, por lo que la primera misión de los niveles directivos desde la dirección general hasta  los líderes en los diferentes niveles de la empresa,  es contar con  una estrategia que fomente la creatividad e inspire y comprometa a sus colaboradores en un proyecto tan importante.

Que las personas se den cuenta de que se espera que sean creativas e innovadoras, se les pida su opinión, se les invite a reflexionar y se den cuenta de que el desarrollo de nuevas ideas útiles es deseable y bien recibido.

Lecturas recomendadas:
La autoestima en el trabajo Nathaniel Branden. Ed. Norma
Los siete movimientos de la innovación. Franc Ponti. Ed Norma

 

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